El pasado dos de diciembre dejó al descubierto el carácter democrático y la sabiduría electoral de la población venezolana, no en balde, y a pesar de lo caótico de los gobiernos anteriores al de Hugo Chávez, esta generación y la mayor parte de la población nacieron, crecieron y disfrutaron de la más antigua y madura de las democracias latinoamericanas.
No fueron suficientes nueve años de cadenas presidenciales, adoctrinamiento en colegios, liceos, inces y todo tipo de instituciones educacionales; becas, misiones, regaladera, compadrísimo, entre otros métodos de manipulación política que intentaban convencer a la población venezolana de que el socialismo del siglo XXI, el socialismo a la venezolana, y la reelección indefinida como paquete chileno, eran la solución para el desarrollo y la libertad económica y social de Venezuela.
Lo cierto es que fue un resultado complejo de analizar, no solo por su ajustado resultado sino también porque geopolíticamente queda demostrado que los venezolanos apoyan al presidente y que la mayoría de los estados apoyaron la reforma, a pesar de que esta fue rechazada por la mayoría de los votantes.
De los 24 estados que conforman nuestra nación, 15 (62.5%) apoyaron la reforma propuesta por el presidente, y solo 9 (37.5%) dijeron NO a la misma. Sin embargo, la victoria del NO se explica por el hecho de que de los 10 estados de mayor población electoral, el NO ganó en 8 de ellos, y la opción del SI solo logró obtener mayor cantidad de votos en dos de los estados de mayor población.
Solo Aragua y Bolívar (quinto y noveno lugar en cantidad de votantes) dieron el apoyo a la reforma, mientras que en estados como Zulia, Miranda, Distrito Capital, Carabobo y Lara, todos con más de 500.000 votos validos en el referéndum para la reforma, dieron un apoyo mayoritario al NO.
Adicionalmente, ni en el estado Aragua ni en Bolívar, la opción del Si fue capaz de lograr alcanzar al menos el 53% de las preferencias de los votantes, demostrando que el apoyo a la reforma en dichos estados no fue tan contundente. De hecho, en estados de donde la población votante fue menor como son los casos de Portuguesa, Trujillo, Monagas y Guarico la diferencia en votos a favor del SI fue mayor que la encontrada en los estados Bolívar y Aragua.
La Victorio del No fue contundente en cuanto a votos en los estados Zulia y Miranda, con 624.790 y 542.799 de votos a la opción del No respectivamente, siendo también los estados con mayor apoyo porcentual, junto al Táchira, con 56,94% y 56,21% respectivamente. En este aspecto, el estado Táchira dio una demostración contundente de rechazo a la reforma con un apoyo al No de un 57,31%.
Tal fue el rechazo de los zulianos y mirandinos a la reforma que el NO saco diferencias importantes en cuanto a cantidad de votos que alcanzan 152.328 y 119.988 votos de diferencia respectivamente seguidos muy de lejos por el estado Táchira en donde el NO ganó por una diferencia en votos de 57.985 votantes.
En conclusión, los estados Zulia, Miranda y Táchira tienen buena parte del mérito de que hoy podamos vivir en un país con un Estado pluralista y con sentido social, donde las libertades económicas están garantizadas, al menos en la letra de la constitución, y contemos con la alternabilidad del poder tan necesaria para la democracia.
No fueron suficientes nueve años de cadenas presidenciales, adoctrinamiento en colegios, liceos, inces y todo tipo de instituciones educacionales; becas, misiones, regaladera, compadrísimo, entre otros métodos de manipulación política que intentaban convencer a la población venezolana de que el socialismo del siglo XXI, el socialismo a la venezolana, y la reelección indefinida como paquete chileno, eran la solución para el desarrollo y la libertad económica y social de Venezuela.
Lo cierto es que fue un resultado complejo de analizar, no solo por su ajustado resultado sino también porque geopolíticamente queda demostrado que los venezolanos apoyan al presidente y que la mayoría de los estados apoyaron la reforma, a pesar de que esta fue rechazada por la mayoría de los votantes.
De los 24 estados que conforman nuestra nación, 15 (62.5%) apoyaron la reforma propuesta por el presidente, y solo 9 (37.5%) dijeron NO a la misma. Sin embargo, la victoria del NO se explica por el hecho de que de los 10 estados de mayor población electoral, el NO ganó en 8 de ellos, y la opción del SI solo logró obtener mayor cantidad de votos en dos de los estados de mayor población.
Solo Aragua y Bolívar (quinto y noveno lugar en cantidad de votantes) dieron el apoyo a la reforma, mientras que en estados como Zulia, Miranda, Distrito Capital, Carabobo y Lara, todos con más de 500.000 votos validos en el referéndum para la reforma, dieron un apoyo mayoritario al NO.
Adicionalmente, ni en el estado Aragua ni en Bolívar, la opción del Si fue capaz de lograr alcanzar al menos el 53% de las preferencias de los votantes, demostrando que el apoyo a la reforma en dichos estados no fue tan contundente. De hecho, en estados de donde la población votante fue menor como son los casos de Portuguesa, Trujillo, Monagas y Guarico la diferencia en votos a favor del SI fue mayor que la encontrada en los estados Bolívar y Aragua.
La Victorio del No fue contundente en cuanto a votos en los estados Zulia y Miranda, con 624.790 y 542.799 de votos a la opción del No respectivamente, siendo también los estados con mayor apoyo porcentual, junto al Táchira, con 56,94% y 56,21% respectivamente. En este aspecto, el estado Táchira dio una demostración contundente de rechazo a la reforma con un apoyo al No de un 57,31%.
Tal fue el rechazo de los zulianos y mirandinos a la reforma que el NO saco diferencias importantes en cuanto a cantidad de votos que alcanzan 152.328 y 119.988 votos de diferencia respectivamente seguidos muy de lejos por el estado Táchira en donde el NO ganó por una diferencia en votos de 57.985 votantes.
En conclusión, los estados Zulia, Miranda y Táchira tienen buena parte del mérito de que hoy podamos vivir en un país con un Estado pluralista y con sentido social, donde las libertades económicas están garantizadas, al menos en la letra de la constitución, y contemos con la alternabilidad del poder tan necesaria para la democracia.
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