Hasta aquí nos trajo el río

Hasta dónde nos llevarán las aguas turbias de la efervescencia electoral?

Hasta aquí nos trajo el río. La inflación palo arriba, ya es una epidemia mundial; la delincuencia galopante, el choro es el único que no consigue un trabajo decente; el desabastecimiento ha mermado, pero aun se ven las largas colas y no se consigue la leche; ser rico sigue siendo malo y la reforma de izquierda se nos viene derechita a decretazo limpio.

Ante este panorama, y aun embriagados por la victoria (de todos) del 2D, los partidos opositores a Hugo Chávez solo tiene entre ceja y ceja las regionales de noviembre.

Aunque no lo veo como mal de morir, esto no le simpatiza a muchísima gente que se considera bien opositora, pero ven con malos ojos las aspiraciones de los partidos de oposición y aspiran a que estos se esmeren más en la lucha por detener la avanzada del Socialismo del Siglo XXI por decretos.

Por su parte, los partidos políticos, oídos sordos ante las exigencias de buena parte del colectivo opositor, están bien claritos en su estrategia: ganar espacios de poder a nivel regional el cual podrá ser utilizado para debilitar la influencia chavista en dichas regiones, y catapultar las acciones opositoras localmente y desde varios frente a la vez; conseguir posteriormente, con la ayuda de los liderazgos regionales, obtener espacios anteriormente perdidos en el poder legislativo y consecutivamente ir desmontando, sin apuro pero sin pausa, el secuestro de las instituciones del Estado.

Este es un escenario poco probable para miles de venezolanos, pero al menos nos presenta situaciones diferentes a la confrontación estéril y recalcitrante de la cual solo Hugo Chávez ha salido fortalecido, y a la vez representa la verdadera lucha democrática, electoral y pacifica a la cual estaba acostumbrada la Venezuela en la que crecí y me formé, y la que sueño encuentre mi hijo cuando le toque tomar sus propias decisiones políticas.

Las cartas están echadas, las condiciones y criterios para la escogencia de los candidatos de la unión opositora están aparentemente claros para todos los actores, a saber, el criterio preponderante es el acuerdo mutuo en la cúpula de los partidos por algún candidato unitario; a lo que le sigue como criterio la escogencia del candidato por su alta preferencia en las encuestas, y por ultimo, de no llegarse a un acuerdo con los dos criterios previos, se llamará a un especie de primarias para que sean los votantes quienes escojan sus candidatos.

Sin embargo, y aquí se basa mi gran preocupación, ante la presunción de las seguras victorias opositoras en varios estados, es posible que la efervescencia electoral cauce ceguera de criterios a muchos candidatos y a no pocos partidos en algunos casos focalizados.

Presento el caso de la Alcaldía de Maracaibo, por varios años dominada por un representante del chavismo. Este cargo lo aspiran varios personajes de la oposición probablemente desconocidos en el ámbito nacional, pero que poseen una alta influencia y trascendencia a nivel local o municipal. El escenario se presenta complicado cuando el partido político que lleva una morena y media de ventaja en lo que se refiere a estructura partidista y número de partidarios en la región, no cuente en sus filas con el precandidato mejor ubicado en las encuestas.

Ante esta circunstancia me pregunto, será posible que el gran partido de oposición (localmente) apoye con su gran maquinaría partidista a un candidato bastardo que es capaz de mover las masas?. Esto, en pro de la unidad y la victoria electoral de la oposición. Tal vez en este caso le convenga unas primarias, confiando en su maquinaria partidista. De lo contrario, si no se logra la unidad de la oposición en Maracaibo, y en otras zonas del país, nos encontraremos en el 2009 con la continuidad en el poder de los representantes del chavismo.

Hasta aquí nos trajo el río, pero no puedo imaginarme hasta donde nos llevará.