Aunque en la directiva del CNE se hagan los locos con el asunto del cambio de voto por parte de las máquina de votación argumentando que son mínimos los casos cuando este error se presenta, creo que es de vital importancia que la dirigencia opositora implemente las estrategias que hagan falta para hacerle frente a este "error" en el sistema que se puede convertir en una gran trampa electoral en contra de la voluntad popular del pueblo venezolano.
En muchísimas oportunidades se ha denunciado esta mala práctica electoral, en ninguno de los casos se han conseguido resultados positivos para la salud democrática venezolana. En mi centro de votación lo vi en varias oportunidades, y a pesar de la queja de la gente, el reclamo no prosperó; en los casos más afortunados solo se levantaron actas que hacían contar de la irregularidad, en casos patéticos para la democracia se privó de la libertad de aquel votante que decidía romper la boleta electoral emitida por la maquina por considerar que lo que la máquina emitió no expresaba su verdadera intensión del voto, y lo peor de todo, lo que causa decepción, impotencia y rabia es que en ultima instancia los representantes del CNE toman como legal, como resultado electoral válido aquello que la maquinita emite, restando un voto de la voluntad popular para sumárselo a aquella opción partidista que la máquina decide. Un efecto doblemente negativo y lo que debería ser un voto a favor de la democracia se convierte en dos para la trampa electoral.
Qué pasa cuando los resultados electorales son estrechos, como es el caso del referéndum del 15 de febrero (las encuestas no dan un claro ganador).
Supongamos que hoy el 52% de los venezolanos rechaza la enmienda, mientras que el resto, el 48%, la aprueba. En estas circunstancias, solo hace falta que 2 de cada 100 votantes (una pendejada según el CNE) sean víctimas de cambio del voto por parte de las máquinas, pero a favor de la opción oficialista (como siempre sucede). Pues, ese ínfimo 2% voltea el panorama igualando el resultado electoral que evidentemente terminaría de balancearse a favor del oficialismo por las presiones a los empleados públicos, el ventajismo exacerbado por el aparato estatal, los doble cedulados, los camiones llenos de colombianos en las ciudades fronterizas, la compra de conciencias, el plan república (hasta la muerte a favor del presidente y que se ofende si alguno de nosotros le aconseja que haga cumplir la ley), y todas aquellas ventajas que dan al candidato cuando es el dueño temporal de la silla presidencia.
Creo que la estrategia debe incluir como mínimo la asesoría de los testigos de mesa y de nuestros votantes para denunciar y registrar cada caso de cambio de voto por parte de la máquina, incluyendo el dato preciso del venezolano que es victima de este delito electoral y contando con su disposición de seguir adelante con la denuncia. Luego coordinar todas las denuncias con los comandos municipales, estatales y nacionales de manera que se pueda contar con una base de datos (exhaustiva y nacional) que permita demostrar cualquier intento de fraude electoral masivo.
Es complejo coordinar un esfuerzo como este, pero se debe iniciar al menos por los estados de mayor población electoral y que precisamente darán un espaldarazo al No a la enmienda; Zulia, Miranda y Carabobo, ya que en la práctica, entre más votos se registren para el NO, más posibilidades hay de cambiar el voto a favor del SI. Hay que aprovechar la condición de gobiernos democrático en estos estados (UNT, PJ, PV), de lo contrario nos encontraremos el lunes 16 de febrero llorando nuestra derrota y lanzando gritos desesperados y infructuosos de fraude electoral sin ninguna posibilidad de comprobar la veracidad de nuestros reclamos.
En muchísimas oportunidades se ha denunciado esta mala práctica electoral, en ninguno de los casos se han conseguido resultados positivos para la salud democrática venezolana. En mi centro de votación lo vi en varias oportunidades, y a pesar de la queja de la gente, el reclamo no prosperó; en los casos más afortunados solo se levantaron actas que hacían contar de la irregularidad, en casos patéticos para la democracia se privó de la libertad de aquel votante que decidía romper la boleta electoral emitida por la maquina por considerar que lo que la máquina emitió no expresaba su verdadera intensión del voto, y lo peor de todo, lo que causa decepción, impotencia y rabia es que en ultima instancia los representantes del CNE toman como legal, como resultado electoral válido aquello que la maquinita emite, restando un voto de la voluntad popular para sumárselo a aquella opción partidista que la máquina decide. Un efecto doblemente negativo y lo que debería ser un voto a favor de la democracia se convierte en dos para la trampa electoral.
Qué pasa cuando los resultados electorales son estrechos, como es el caso del referéndum del 15 de febrero (las encuestas no dan un claro ganador).
Supongamos que hoy el 52% de los venezolanos rechaza la enmienda, mientras que el resto, el 48%, la aprueba. En estas circunstancias, solo hace falta que 2 de cada 100 votantes (una pendejada según el CNE) sean víctimas de cambio del voto por parte de las máquinas, pero a favor de la opción oficialista (como siempre sucede). Pues, ese ínfimo 2% voltea el panorama igualando el resultado electoral que evidentemente terminaría de balancearse a favor del oficialismo por las presiones a los empleados públicos, el ventajismo exacerbado por el aparato estatal, los doble cedulados, los camiones llenos de colombianos en las ciudades fronterizas, la compra de conciencias, el plan república (hasta la muerte a favor del presidente y que se ofende si alguno de nosotros le aconseja que haga cumplir la ley), y todas aquellas ventajas que dan al candidato cuando es el dueño temporal de la silla presidencia.
Creo que la estrategia debe incluir como mínimo la asesoría de los testigos de mesa y de nuestros votantes para denunciar y registrar cada caso de cambio de voto por parte de la máquina, incluyendo el dato preciso del venezolano que es victima de este delito electoral y contando con su disposición de seguir adelante con la denuncia. Luego coordinar todas las denuncias con los comandos municipales, estatales y nacionales de manera que se pueda contar con una base de datos (exhaustiva y nacional) que permita demostrar cualquier intento de fraude electoral masivo.
Es complejo coordinar un esfuerzo como este, pero se debe iniciar al menos por los estados de mayor población electoral y que precisamente darán un espaldarazo al No a la enmienda; Zulia, Miranda y Carabobo, ya que en la práctica, entre más votos se registren para el NO, más posibilidades hay de cambiar el voto a favor del SI. Hay que aprovechar la condición de gobiernos democrático en estos estados (UNT, PJ, PV), de lo contrario nos encontraremos el lunes 16 de febrero llorando nuestra derrota y lanzando gritos desesperados y infructuosos de fraude electoral sin ninguna posibilidad de comprobar la veracidad de nuestros reclamos.
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