Sobre los Peseteros y las bases del chavismo (adecos y copeyanos)

Estamos rodeados de resentidos sociales, peseteros, ignorantes y locos, este mundo es imperfecto

Continuación de:

http://delibreopinionpolitica.blogspot.com/2007/06/sobre-el-socialismo-y-los-resentidos.html

La frase en la cabecera de este artículo, surgió después del 3 de diciembre de 2006, en el momento que conocí los resultados electorales y pude verificar personalmente la veracidad de los resultados y la confiabilidad de las máquinas.

La gran interrogante era: ¿Conociendo todo lo que se conoce sobre Hugo Chávez, por qué la gente le da el apoyo popular?. Estas reflexiones, sin intención de humillar ni rebajar a nadie, tienen el propósito de intentar dar esta respuesta. Solo con el apoyo de los resentidos sociales, los peseteros, los ignorantes y algunos locos, Hugo Chávez pude ser elegido presidente por segunda (tercera en realidad) ocasión seguida.

El pesetero es conocido popularmente en Venezuela como aquella persona que realiza una actividad de cualquier índole impulsado únicamente por el interés económico. El término su usa muy comúnmente en los medios profesionales o de libre ejercicio de la profesión en aquellos casos donde se prestan servicios de asesoría profesional con dudoso carácter moral y un alto interés económico.

En política, no recuerdo haber escuchado el término, en todo caso, asignaré este calificativo a la persona que asume una postura política con el único interés que el económico. En esencia, y en las circunstancias que dieron origen a dicho término, considero pesetero al practicante del oficio de la política que apoya a Hugo Chávez que antes de 1998 fue miembro de los partidos AD, COPEI, CONVERGENCIA o a varios de ellos, quien es beneficiario por vía de cargo público, contratista, cooperativa, consejo comunal, testaferro o transferencia directa de recursos económicos provenientes del gobierno, siendo esta su principal motivación.

Son estos quienes conforman el grueso de la base de los extintos partidos que apoyan a Hugo, y por supuesto del PSUV, son sus militantes, los que coordinan las operaciones, movilizan el personal, trasladan a los votantes, en menor grado financian las campañas, los que contactan el voto chavista en el último rincón de Venezuela.

Conozco en persona a diversos dirigentes del chavismo que no son comunistas ni socialistas; en algunos casos, estas personas fueron miembros de algún partido del putofijísmo, se beneficiaron de los gobiernos de estos, en ocasiones no comparten una o más políticas del gobierno, hasta incluso, conozco casos donde la persona no es chavista, le tiene cierta aversión, sin embargo, está ligada de alguna manera al gobierno, se beneficia económicamente de éste y termina vistiéndose de rojo, movilizando votantes y hasta votando por Chávez.

Miles de empleados públicos que deben sus empleos a gobiernos adecos o copeyanos votan por Hugo bien sea por intimidación política o por conveniencia económica, para este segmento de votantes la principal motivación de voto es la seguridad en la permanencia en un cargo que le permite subsistir económicamente (en algunos casos mejor remunerados y con menos estrés laboral que en muchas empresas privadas), esto los convierte en peseteros.

Aunque podría decirse que las bases de los partidos pro gobierno están conformados en su mayoría por los peseteros, y que su número es de gran importancia considerando la cantidad de gobernaciones y alcaldías en control del chavismo, este no es el segmento de la población votante de mayor tamaño, ya que es superado por una masa inmensa de votantes que apenas piensa en política solo cuando hay elecciones y su principal interés es ir día tras día en la búsqueda de un trabajo que le traiga al menos el salario mínimo a sus flacas y descochadas carteras de semicuero. Los ignorantes y locos. A estos ha cautivado el político sátrapas de Barinas con su verborrea marginal, hablándoles de tu a tu, diciendo en voz alta y en cadenas de radio y televisión lo que sus oídos quieren escuchar, y de lo que sus bocas se quieren quejar. De su miseria, de su atraso y su pobreza.