El poeta nicaragüense falleció la semana pasada. Su biografía se niega a la clasificación fácil: un hombre de fe y un revolucionario, un crítico del régimen de Daniel Ortega pero un defensor de Hugo Chávez.
Por Alberto Barrera Tyszka / The New York Times en español
Incluso desde su ataúd, el poeta Ernesto Cardenal siguió siendo polémico. Mientras el gobierno de Daniel Ortega decretó tres días de duelo nacional en Nicaragua, los seguidores de Ortega interrumpieron su funeral, de forma violenta, gritando insultos y llamándolo traidor. También en Twitter, ese cielo donde lo provisional parece permanente y cualquier complejidad se simplifica, las reacciones ante su muerte mostraron la misma paradoja: santo y hereje, profundo humanista y miserable castrocomunista, bendito y maldito al mismo tiempo. La polarización política no sabe muy bien qué hacer con la poesía. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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