ORLANDO VIERA-BLANCO | EL UNIVERSAL
Confieso que la reciente decisión de la AN me produjo sentimientos encontrados. Como jurista, me cuesta ver a un poder originario claudicar frente a un poder derivado, con máximas judiciales sacadas bajo la manga. Pero como observador político, pareciera que hay que ponerse los dedos en la nariz, tragar grueso y avanzar, para “mejor doblar y evitar partirse en diez”, como lo expresa Henry Ramos. Un par de días después “del acatamiento” de la sentencia del TSJ, tuve la oportunidad de apersonarme al Parlamento. Años sin regresar a nuestro hermoso hemiciclo. La verdad no recuerdo haber estado desde que Chávez llegó al poder. Me sentí como una generación perdida. Recuerdo comenzando mi carrera como abogado a finales de los 90, me tocó realizar tareas de lobista. Mi primera visita al otrora CN, la hice de niño, acompañando a papá con un viejo amigo Dip. de AD… Sentí que la historia de héroes e ilustres libertadores, entraba por mis venas colocándome en el mismo sitio de los acontecimientos. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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