El Nuevo Herald
http://www.elnuevoherald.com/167/story/127483.html
Militares y líderes de la oposición jugaron por igual un papel crucial en hacer que el presidente Hugo Chávez reconociera los resultados del referéndum del pasado domingo en Venezuela, dijeron a El Nuevo Herald fuentes familiarizadas con el incidente.
A pesar de que el mandatario venezolano negó ayer en un programa televisivo haber recibido presiones del alto mando militar ese día para que admitiera la derrota de su reforma constitucional, en realidad Chávez se sintió conminado a aceptar los números luego de varios análisis de su entorno militar y de llamadas telefónicas clave.
Una de estas llamadas se produjo desde una sala de reuniones de la oposición, en el este de Caracas, con el objeto de advertir al jefe del Comando Unificado de las Fuerzas Armadas Nacionales (CUFAN), el general Jesús González González, que un desconocimiento del triunfo del NO podría desencadenar una guerra civil en Venezuela.
Poco antes de las 8 p.m., cuando se suponía que la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, debía anunciar los resultados definitivos del referéndum, una serie de llamadas y contactos entre disidentes del chavismo y la oposición comenzaron a crear suspicacias y preocupación en el Centro Lido, un edificio ubicado en el distrito financiero de Chacao, al este de Caracas. Ahí tiene sus oficinas Manuel Rosales, gobernador del Zulia y líder del partido opositor Un Nuevo Tiempo.
Importantes personalidades se habían congregado en ese lugar, que funcionó como un centro de totalización de datos para la oposición, y adonde llegaban no sólo las últimas proyecciones, sino también las cifras de cada una de las 33,600 mesas de votación en todo el país que anunciaban un claro triunfo del NO.
''La oposición no sabía cómo gerenciar la situación, hasta que decidió presionar a los militares advirtiéndoles que lo que vendría si desconocían los resultados podría ser sangriento'', dijo a El Nuevo Herald un empresario que fue testigo de lo ocurrido ese día en la oficina de Rosales.
El gobernador de Zulia decidió hacer una llamada a González González tras analizar con cuidado el escenario que ofrecía unas cifras favorables al NO, y porque para ese momento comenzaban a llegar insistentes rumores de que Chávez consideraba hacer caso omiso de los resultados.
En otra línea en el mismo despacho, un editor y ex dirigente político de izquierda se comunicó vía telefónica con el vicepresidente Jorge Rodríguez para advertirle de las consecuencias de que no se reconociera la derrota en Miraflores.
Según versiones de prensa divulgadas en Caracas, Rodríguez se encontraba en la sede del CNE postergando la emisión del primer boletín con los resultados.
Al mismo tiempo, desde otro despacho privado, el general Raúl Baduel mantenía un estrecho monitoreo de las cifras del referéndum manejadas por la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), que después de las 6 p.m. ya estaban proyectándose a favor del NO.
''Tanto el gobierno como militares opuestos al SI esperaban los resultados en las guarniciones militares, para conocer la tendencia electoral en el mundo militar'', dijo un coronel retirado que estuvo en comunicación con la oficina de Baduel.
A las 6 p.m. de ese mismo día, la agencia Reuters había emitido sorpresivamente un cable que publicaba tres encuestas de salida, las cuales daban como ganador al SI, con una diferencia entre 6 y 8 puntos de ventaja sobre el NO, y citaba fuentes oficiales. La agencia tuvo que dar marcha atrás varias horas más tarde.
A las 7:15 p.m., Chávez fue a reunirse con el alto mando Militar en Fuerte Tiuna, la instalación militar más importante del país, en el sur de la capital venezolana.
Chávez estuvo acompañado de un grupo de sus ministros, además del gobernador de Miranda, Diosdado Cabello, y un grupo de diputados a la Asamblea Nacional. Quería asegurarse de que la tendencia que daba un estrecho margen de triunfo al NO era irreversible.
Según el coronel retirado, el alto mando militar hizo saber a Chávez de los diversos escenarios planteados si se producía un desconocimiento de los resultados.
''Le hicieron saber que la gente podría salir a las calles masivamente si se anunciaba un triunfo del SI, y que no había manera de garantizar que el ejército saliera a reprimir al pueblo'', dijo el coronel.
Las versiones de prensa divulgadas en periódicos de Caracas y Madrid el martes pasado, negadas por el presidente venezolano, relataron cómo un Chávez ''iracundo'' se quejó de que le habían mentido con respecto a los resultados.
De acuerdo con la versión del empresario que estuvo presente en el despacho de Rosales, el dirigente opositor llamó a las 7:30 p.m. a González González, para presionarlo a que aceptaran los resultados.
En otra llamada simultánea, el editor y ex dirigente ``se fajó con el vicepresidente [Rodríguez] y hasta le dijo un par de groserías en un tono muy subido, para que aceptara de una vez [los resultados]''.
Rosales y el editor responsabilizaron al general y al vicepresidente de lo que pudiese pasar si no reconocían el triunfo del NO, indicó el empresario.
A las 9 p.m., el vicepresidente apareció en una breve conferencia de prensa para anunciar que los resultados estaban ``reñidos''.
En toda Caracas, a través de miles de llamadas telefónicas y correos electrónicos se daba como un hecho el triunfo del NO.
Ante la tardanza del CNE en ofrecer el primer boletín oficial, líderes de la oposición iniciaron una serie de declaraciones televisivas advirtiendo que las tendencias estaban claras y que los resultados ``los conoce el pueblo de Venezuela''.
En el centro de la capital venezolana, Freddy Bernal, el alcalde del Municipio Libertador, donde se concentra una parte importante de la población prochavista, hizo un llamado radial a patrulleros motorizados y personal civil a permanecer preparados en ''alerta máxima'', y esperar ''por instrucciones del líder fundamental [Chávez]'', ''para ver cuál es el lugar, si es necesario, para mostrar fuerza'', según una transmisión radial grabada que circuló en varias páginas de internet.
``El propio líder, a través de diversas redes y a través de esta red, les informará la acción a tomar, (y) ordena acuartelar al personal civil y el personal motorizado hasta esperar instrucciones directamente que él girará``, dijo Bernal en una alocuación a una docena de grupos motorizados a sus órdenes.
Cerca de las 10 p.m., Chávez comienza a aceptar seriamente la derrota. Las versiones de prensa y el testimonio de Pablo Medina, un dirigente antichavista de izquierda, coinciden en señalar que pasado un tiempo, el mandatario se encerró en solitario en una habitación en el complejo militar. Allí, aseguró Medina, se comunicó con Fidel Castro, quien le aconsejó ``que ganara tiempo''.
''Cada minuto que transcurría hacía más difícil para el gobierno imponer un resultado distinto a lo que ya estaba en la opinión pública'', dijo el coronel retirado.
Dos signos señalaron lo que ya era una tendencia inevitable y aceptada por el gobierno: el desmontaje de la tarima de celebración frente al palacio de gobierno en Miraflores, y la suspensión urgente de una gigantesca campaña publicitaria que el gobienro había contratado con medios impresos de la capital para celebrar el triunfo del SI, informó a El Nuevo Herald un propietario de un medio de prensa que recibió el domingo la orden de cancelación de la publicidad.
''Si Chávez hubiese insistido en no reconocer la derrota, la Fuerza Armada y el pueblo lo iban a obligar a renunciar a la presidencia. El lo sabía, por eso no corrió riesgos y admitió su debacle'', aseguró Medina.
''Los militares coadyuvaron de una manera u otra a que la paz se hiciera presente en el desarrollo del proceso del referéndum y se evitara una guerra civil'', dijo por su parte el teniente coronel retirado Joel Acosta Chirinos, un antiguo aliado de Chávez que se ha convertido en un feroz crítico del chavismo radical.
Acosta Chirinos dijo que importantes segmentos militares estaban en desacuerdo con la reforma, porque ``llevaba a una situación de minusvalía a la Fuerza Armada Nacional, planteando la creación de las milicias populares''.
''Esto va creando un resentimiento en la Fuerza Armada y en algún momento se va a expresar esto, no tenga dudas'', resaltó el comandante retirado, que acompañó a Chávez en el fracasado golpe de estado del 4 de febrero de 1992.
A pesar de que el mandatario venezolano negó ayer en un programa televisivo haber recibido presiones del alto mando militar ese día para que admitiera la derrota de su reforma constitucional, en realidad Chávez se sintió conminado a aceptar los números luego de varios análisis de su entorno militar y de llamadas telefónicas clave.
Una de estas llamadas se produjo desde una sala de reuniones de la oposición, en el este de Caracas, con el objeto de advertir al jefe del Comando Unificado de las Fuerzas Armadas Nacionales (CUFAN), el general Jesús González González, que un desconocimiento del triunfo del NO podría desencadenar una guerra civil en Venezuela.
Poco antes de las 8 p.m., cuando se suponía que la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, debía anunciar los resultados definitivos del referéndum, una serie de llamadas y contactos entre disidentes del chavismo y la oposición comenzaron a crear suspicacias y preocupación en el Centro Lido, un edificio ubicado en el distrito financiero de Chacao, al este de Caracas. Ahí tiene sus oficinas Manuel Rosales, gobernador del Zulia y líder del partido opositor Un Nuevo Tiempo.
Importantes personalidades se habían congregado en ese lugar, que funcionó como un centro de totalización de datos para la oposición, y adonde llegaban no sólo las últimas proyecciones, sino también las cifras de cada una de las 33,600 mesas de votación en todo el país que anunciaban un claro triunfo del NO.
''La oposición no sabía cómo gerenciar la situación, hasta que decidió presionar a los militares advirtiéndoles que lo que vendría si desconocían los resultados podría ser sangriento'', dijo a El Nuevo Herald un empresario que fue testigo de lo ocurrido ese día en la oficina de Rosales.
El gobernador de Zulia decidió hacer una llamada a González González tras analizar con cuidado el escenario que ofrecía unas cifras favorables al NO, y porque para ese momento comenzaban a llegar insistentes rumores de que Chávez consideraba hacer caso omiso de los resultados.
En otra línea en el mismo despacho, un editor y ex dirigente político de izquierda se comunicó vía telefónica con el vicepresidente Jorge Rodríguez para advertirle de las consecuencias de que no se reconociera la derrota en Miraflores.
Según versiones de prensa divulgadas en Caracas, Rodríguez se encontraba en la sede del CNE postergando la emisión del primer boletín con los resultados.
Al mismo tiempo, desde otro despacho privado, el general Raúl Baduel mantenía un estrecho monitoreo de las cifras del referéndum manejadas por la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), que después de las 6 p.m. ya estaban proyectándose a favor del NO.
''Tanto el gobierno como militares opuestos al SI esperaban los resultados en las guarniciones militares, para conocer la tendencia electoral en el mundo militar'', dijo un coronel retirado que estuvo en comunicación con la oficina de Baduel.
A las 6 p.m. de ese mismo día, la agencia Reuters había emitido sorpresivamente un cable que publicaba tres encuestas de salida, las cuales daban como ganador al SI, con una diferencia entre 6 y 8 puntos de ventaja sobre el NO, y citaba fuentes oficiales. La agencia tuvo que dar marcha atrás varias horas más tarde.
A las 7:15 p.m., Chávez fue a reunirse con el alto mando Militar en Fuerte Tiuna, la instalación militar más importante del país, en el sur de la capital venezolana.
Chávez estuvo acompañado de un grupo de sus ministros, además del gobernador de Miranda, Diosdado Cabello, y un grupo de diputados a la Asamblea Nacional. Quería asegurarse de que la tendencia que daba un estrecho margen de triunfo al NO era irreversible.
Según el coronel retirado, el alto mando militar hizo saber a Chávez de los diversos escenarios planteados si se producía un desconocimiento de los resultados.
''Le hicieron saber que la gente podría salir a las calles masivamente si se anunciaba un triunfo del SI, y que no había manera de garantizar que el ejército saliera a reprimir al pueblo'', dijo el coronel.
Las versiones de prensa divulgadas en periódicos de Caracas y Madrid el martes pasado, negadas por el presidente venezolano, relataron cómo un Chávez ''iracundo'' se quejó de que le habían mentido con respecto a los resultados.
De acuerdo con la versión del empresario que estuvo presente en el despacho de Rosales, el dirigente opositor llamó a las 7:30 p.m. a González González, para presionarlo a que aceptaran los resultados.
En otra llamada simultánea, el editor y ex dirigente ``se fajó con el vicepresidente [Rodríguez] y hasta le dijo un par de groserías en un tono muy subido, para que aceptara de una vez [los resultados]''.
Rosales y el editor responsabilizaron al general y al vicepresidente de lo que pudiese pasar si no reconocían el triunfo del NO, indicó el empresario.
A las 9 p.m., el vicepresidente apareció en una breve conferencia de prensa para anunciar que los resultados estaban ``reñidos''.
En toda Caracas, a través de miles de llamadas telefónicas y correos electrónicos se daba como un hecho el triunfo del NO.
Ante la tardanza del CNE en ofrecer el primer boletín oficial, líderes de la oposición iniciaron una serie de declaraciones televisivas advirtiendo que las tendencias estaban claras y que los resultados ``los conoce el pueblo de Venezuela''.
En el centro de la capital venezolana, Freddy Bernal, el alcalde del Municipio Libertador, donde se concentra una parte importante de la población prochavista, hizo un llamado radial a patrulleros motorizados y personal civil a permanecer preparados en ''alerta máxima'', y esperar ''por instrucciones del líder fundamental [Chávez]'', ''para ver cuál es el lugar, si es necesario, para mostrar fuerza'', según una transmisión radial grabada que circuló en varias páginas de internet.
``El propio líder, a través de diversas redes y a través de esta red, les informará la acción a tomar, (y) ordena acuartelar al personal civil y el personal motorizado hasta esperar instrucciones directamente que él girará``, dijo Bernal en una alocuación a una docena de grupos motorizados a sus órdenes.
Cerca de las 10 p.m., Chávez comienza a aceptar seriamente la derrota. Las versiones de prensa y el testimonio de Pablo Medina, un dirigente antichavista de izquierda, coinciden en señalar que pasado un tiempo, el mandatario se encerró en solitario en una habitación en el complejo militar. Allí, aseguró Medina, se comunicó con Fidel Castro, quien le aconsejó ``que ganara tiempo''.
''Cada minuto que transcurría hacía más difícil para el gobierno imponer un resultado distinto a lo que ya estaba en la opinión pública'', dijo el coronel retirado.
Dos signos señalaron lo que ya era una tendencia inevitable y aceptada por el gobierno: el desmontaje de la tarima de celebración frente al palacio de gobierno en Miraflores, y la suspensión urgente de una gigantesca campaña publicitaria que el gobienro había contratado con medios impresos de la capital para celebrar el triunfo del SI, informó a El Nuevo Herald un propietario de un medio de prensa que recibió el domingo la orden de cancelación de la publicidad.
''Si Chávez hubiese insistido en no reconocer la derrota, la Fuerza Armada y el pueblo lo iban a obligar a renunciar a la presidencia. El lo sabía, por eso no corrió riesgos y admitió su debacle'', aseguró Medina.
''Los militares coadyuvaron de una manera u otra a que la paz se hiciera presente en el desarrollo del proceso del referéndum y se evitara una guerra civil'', dijo por su parte el teniente coronel retirado Joel Acosta Chirinos, un antiguo aliado de Chávez que se ha convertido en un feroz crítico del chavismo radical.
Acosta Chirinos dijo que importantes segmentos militares estaban en desacuerdo con la reforma, porque ``llevaba a una situación de minusvalía a la Fuerza Armada Nacional, planteando la creación de las milicias populares''.
''Esto va creando un resentimiento en la Fuerza Armada y en algún momento se va a expresar esto, no tenga dudas'', resaltó el comandante retirado, que acompañó a Chávez en el fracasado golpe de estado del 4 de febrero de 1992.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario