Escribo en primera persona, con el perdón de los puristas del periodismo. Es porque conocí a Henry Ramos Allup a mediados de los 80, siendo él subjefe de la todopoderosa fracción parlamentaria de Acción Democrática. Los reporteros que cubríamos el Congreso —y que éramos unas verdaderas plagas— le pusimos el mote de “El Pájaro Loco”, por sus movimientos eléctricos y por su peinado copetón que lucía como la cresta de Loquillo.
YVKE Mundial/ Clodovaldo Hernández
Ramos Allup era entonces una figura en crecimiento del partido blanco. Tenía ya fama de sobreviviente porque logró escapar casi ileso de su Valencia natal, tras reñir con los hermanos Celli, amos y señores de AD en Carabobo en esos tiempos del reinado de los dinosaurios. Hay que decir “casi ileso” porque una de las especialidades de los Celli (y de muchos adecos) era la destrucción moral, los daños infligidos a la imagen de adversarios internos o externos. Y a Ramos Allup le dieron muy duro con maledicencias y rumores. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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