Un estudio revela que calzar a los niños no les permite procesar información ni conocer bien las texturas. Los bebés descalzos suelen explorar sensaciones y emociones que los hacen más inteligentes
Yelitza Izalla Yánez / Analítica
Una preocupación persigue a todas las madres: “tengo que ponerle zapatos a mi hijo”. Sin embargo, esa especie de pesadilla con la que muchas mujeres suelen luchar no sólo es inútil sino que coarta el crecimiento de los niños. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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