Esta
recopilación de entrevistas, perfiles y biografías de Nicolas Maduro Moros
incluirá algunas descripciones de la vida del presidente encargado y candidato
presidencial las cuales tienen un elemento subjetivo, afectadas por la
tendencia política e ideológica del escritor, incluso, podrían no estar
apegadas a la verdad, sin embargo, la totalidad de texto que encontrará a
continuación representa el mayor cúmulo de información biográfica sobre Nicolas
Maduro.
8 cosas que no sabías
de Nicolás Maduro
Maduro fue rockero y pitcher
de ligas menores
Nicolás
Maduro, presidente encargado del país, ofreció una reveladora entrevista en
2003, donde contó sus inicios en la política, sus amores con Cilia Flores y sus
creencias religiosas.
Padre
fundador de AD. Su papá, también llamado Nicolás Maduro, fue fundador de Acción
Democrática "y en el año 67 acompañó al maestro Prieto en las elecciones
primarias para la candidatura presidencial que fueron desconocidas por Rómulo
Betancourt, y en la fundación del Movimiento Electoral del Pueblo (MEP)"
Rockero.
"En los años 80 nosotros estuvimos en el movimiento de jóvenes rockeros de
Caracas y organizábamos conciertos en el teatro Los Cedros, en el Aula Magna.
Yo participaba en un grupo que se llamaba Enigma, en El Valle"
Amores con Cilia Flores. "Cilia era una
profesional, ama de casa, que jamás se había metido en política y fue abogada
de Ronald Blanco La Cruz, del mismo Chávez y de varios presos de la cárcel de
Yare. Nos encontramos en el proceso y nos fuimos acercando. Tenemos una
relación profunda y de identidad plena".
Pelotero "Jugué en varios campeonatos nacionales:
en Cumaná en 1979, en los Juegos Nacionales de Ciudad Bolívar y pertenecí a la
selección nacional juvenil de los 80, que tenía a Oswaldo Guillén como short stop
suplente; el principal se llamaba Olmedo, que jugó después para los
Tigres de Aragua pero no descolló".
Su chiva . -
¿Por qué se quitó la chiva? -Porque ya se despejó el camino. Le eché el pelero
a la oposición.
Creencias -¿Es
seguidor de Sai Baba? -Sí. Cosas de las que no hay que hablar mucho. Cumple
años el mismo día que yo: el 23 de noviembre.
Chávez. No veo a Chávez como militar o civil sino
como un líder revolucionario desde que supe de él y leímos sus escritos en la
cárcel de Yare. La formación militar lo ayudó mucho en la disciplina, en la
capacidad de trabajo permanente, en estar empeñado sobre una causa. Su
condición de militar también ayudó a que se diera la unidad cívico-militar, que
es el eje del proyecto.
¿Reposero? "Desde el año 94 hasta el 97 vivimos en
el Metro un proceso de persecución política, laboral y judicial; estuvimos no
menos de seis veces presos o allanados; no menos de 10 veces intentaron
despedirnos; fuimos despedidos y reenganchados por decisiones de la Inspectoría
del Trabajo o de tribunales.
Fueron
años muy duros y estuvimos fuera de la actividad laboral por decisiones que
implicaban persecución política o despido laboral. Fui delegado sindical y
directivo desde la primera semana que ingresé al Metro de Caracas hasta el
último día que estuve allí. Son los trabajadores del Metro quienes pueden
opinar sobre la calidad del trabajo sindical y humano que realizamos.
Este
texto son extractos de una entrevista realizada por Maye Primera Garcés
publicada en 27 de noviembre de 2003 en el vespertino El Mundo. Haga clic aquí
para ver la versión completa
Nicolás Maduro, el
conductor
Nicolás
Maduro, al igual que Hugo Chávez, es un gran jugador de beisbol –tercera base–;
sin embargo, a diferencia del comandante, que era pésimo bailarín, se defiende
razonablemente bien a la hora de bailar salsa...son detalles de la vida del
candidato revolucionario plasmados en esta semblanza de Luis Hernández Navarro
En
1991, Maduro entró a trabajar en el Metro de Caracas. Echado para adelante,
afable, comprometido con los intereses de los trabajadores, carismático, fue
elegido por sus compañeros como su representante gremial
Luis
Hernández Navarro / La Jornada
Nicolás
Maduro es un robusto grandulón de 1.90 metros de alto, y negro y tupido bigote,
que condujo en Caracas un metrobús durante más de siete años, fue canciller
otros seis y ahora es candidato a la primera magistratura y presidente
encargado de Venezuela. Forma parte de la nueva generación de mandatarios
latinoamericanos que, como el obrero metalúrgico Luiz Inácio Lula da Silva o el
sindicalista cocalero Evo Morales, incursionaron en la política desde las
trincheras de las luchas sociales de oposición.
Maduro
es un revolucionario socialista que modificó su formación ortodoxa original
para sumarse al heterodoxo huracán de la revolución bolivariana. Es un hombre
de izquierda que llegó al poder sin abandonar sus principios. Un colaborador
fiel de Hugo Chávez que se ha hecho a sí mismo, y que hoy está al volante de uno
de los procesos de transformación más profundos de Latinoamérica.
La
política le viene en la sangre, la respiró desde sus primeros días. Nació en
1962 en la ciudad de Caracas, en el seno de una familia muy comprometida con la
acción colectiva pública. Su papá fue fundador del partido socialdemócrata
Acción Democrática (AD) y organizador de una fracasada huelga petrolera contra
la dictadura en 1952, que lo obligó a huir y esconderse.
En
1967 Maduro asistió con sus padres a los mítines del Movimiento Electoral del
Pueblo, escisión de izquierda de AD, y un año más tarde a los masivos y
populares actos de apoyo a la candidatura de Luis Beltrán Prieto Figueroa. En
esa campaña Maduro conoció el mundo de la pobreza, de las casas de cartón. Y,
por primera vez, habló en público, cuando su padre lo puso sobre el techo de un
automóvil con un micrófono.
No
obstante la influencia paterna, desde muy pequeño tuvo opiniones políticas
propias. En cuarto año de primaria defendió la revolución cubana de las
críticas de las monjas que enseñaban en su escuela. Como sanción fue expulsado
del salón de clases durante tres días y condenado a purgar su castigo en la
biblioteca, en realidad un premio para un muchacho inquieto que devoraba cuanto
libro tuviera enfrente.
Lejos
de curarse con el paso del tiempo, su precocidad política aumentó. De 12 años
de edad y siendo estudiante del Liceo, comenzó a militar a escondidas de sus
padres en el movimiento Ruptura, estructura abierta del proyecto revolucionario
de Douglas Bravo. La efervescencia juvenil era el signo de la época. A partir
de entonces participó ininterrumpidamente en luchas barriales, en la formación
de cineclubes, en movimientos sindicales y en conspiraciones populares armadas.
Bajista
del grupo de rock Enigma, vio cómo muchos jóvenes de su generación en los
barrios se engancharon en el mundo del dinero fácil, de la cultura de las
drogas, se volvieron adictos y fueron asesinados en las guerras de bandas. La
experiencia lo marcó de por vida.
Nicolás
Maduro, al igual que Hugo Chávez, es un gran jugador de beisbol –tercera base–;
sin embargo, a diferencia del comandante, que era pésimo bailarín, se defiende
razonablemente bien a la hora de bailar salsa.
La
participación en movimientos populares fue su universidad. Como muchos otros
integrantes de su generación, su formación intelectual está directamente
asociada a su involucramiento en la lucha revolucionaria y de masas. Estudió a
los clásicos del marxismo y analizó e interpretó la realidad venezolana a la
luz de sus enseñanzas. Dotado de una extraordinaria capacidad de aprendizaje,
ha sido simultáneamente autodidacta y dirigente instruido por años de
participación política organizada. Hasta el triunfo del chavismo sufrió
regularmente persecución policiaca, y vivió, literalmente, a salto de mata.
Participó
en la Organización de Revolucionarios y en su expresión abierta, la Liga
Socialista, agrupación revolucionaria marxista, nacida de un desprendimiento
del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Su fundador, Jorge Rodríguez, fue
asesinado por los servicios de inteligencia en 1976. Maduro se destacó allí
como brillante organizador y agitador político de masas.
En
1991 entró a trabajar en el Metro de Caracas. Echado para adelante, afable,
comprometido con los intereses de los trabajadores, carismático, fue elegido
por sus compañeros como su representante gremial. Su vocación por un
sindicalismo democrático y de clase provocó que con frecuencia fuera sancionado
por la empresa. Del caracazo de 1989 conserva en la memoria el desgarrador
sonido de los lamentos permanentes de los pobres en las calles, a quienes les
mataron a sus parientes.
Maduro
conoció a Hugo Chávez como la mayoría de los venezolanos: lo vio en televisión
cuando éste asumió su responsabilidad en el levantamiento militar de 1992. Más
de un año después, el 16 de diciembre de 1993, lo conoció personalmente en la
cárcel, junto a un grupo de trabajadores. El teniente coronel le dio el nombre clandestino
de Verde y lo responsabilizó de diversas tareas conspirativas. Cuando Chávez
salió libre, en 1994, Maduro se volcó de tiempo completo a la organización del
movimiento.
El
hoy presidente encargado fue parte de la Asamblea Nacional Constituyente de
1999 que redactó la nueva Constitución. Un año después fue electo diputado a la
Asamblea Nacional. En enero de 2006 fue nombrado presidente del Poder
Legislativo y pocos meses después renunció para ser ministro de Relaciones de
Exteriores. Como canciller fue actor central en la apuesta por construir un
mundo multipolar, impulsar la integración latinoamericana y construir la paz.
De allí pasó a ser vicepresidente y, desde hace unos días, presidente
encargado.
Maduro
está casado con la abogada Cilia Flores, nueve años mayor que él. Figura
relevante del chavismo, ella ha sido, por méritos propios, presidenta de la
Asamblea Nacional, vicepresidenta del PSUV y procuradora de la República. Tiene
un solo hijo, el flautista Nicolás Ernesto, y dos nietos.
Escogido
por Hugo Chávez como su heredero político, Nicolás Maduro enfrentará el próximo
14 de abril la prueba de las urnas. De salir victorioso, tendrá el reto de ser
el nuevo conductor de la revolución bolivariana, y continuar el legado del
comandante, radicalizándolo al tiempo que lo innova.
Perfil | ¿Quién es
Nicolás Maduro?
A
pocos meses de ser nombrado vicepresidente, Nicolás Maduro, fue seleccionado
por el presidente Hugo Chávez, para sucederle en el cargo, en caso de que no se
recupere del cáncer que lo aqueja desde 2011.
Nicolás
Maduro fue nombrado por el presidente Hugo Chávez como el nuevo Vicepresidente
de la República y al mismo tiempo canciller, pocos días después de las
elecciones de octubre. Este sábado 08 de
diciembre, la razón principal del nombramiento fue revelada por el mandatario:
quiere que sea él quien lo suceda en caso de que no se recupere del cáncer.
"Nicolás
Maduro no sólo en esa situación debe concluir como manda la constitución el
periodo sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable
absoluta, total, es que en ese escenario que obligaría a convocar a elecciones
presidenciales ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente", dijo
Chávez en cadena nacional, la misma en que solicitó un nuevo permiso para
viajar a Cuba a una nueva intervención.
La
carrera política de Maduro está ahora en el cargo más alto que ha ocupado,
luego de pasar por la dirigencia sindical en el Metro de Caracas, la
presidencia de la Asamblea Nacional y la Cancillería.
Sus
primeros pasos en la política los dio en sus tiempos de estudiantes. "Era
el de los juegos pesados", recuerda uno de sus compañeros de liceo.
"Tocaba el bajo y a veces la guitarra, pero era malísimo. No tenía oído. Lo
del grupo Enigma era pura descarga".
Desde
entonces, el ya bigotudo Maduro (y también melenudo) tenía la costumbre de usar
pantalones sobre la cintura y camisas arremangadas. Era el pana con carro (de
su papá): un desvencijado Ford fairlane color crema.
La
dirigencia estudiantil en el José Ávalos. Las visitas a los barrios para llevar
los "círculos de estudio" que promovía la Liga Socialista. Un año de
estudios políticos en Cuba. "Era el que menos pensábamos que se dedicaría
a la política. No se lo tomaba en serio. Además era un embarcador. Nunca
llegaba a la hora", recuerda su amigo de la secundaria.
Los
tiempos cambiaron y ya se sabe que Maduro se puso "suizo" con el
horario mientras presidió la Asamblea Nacional, donde penalizó económicamente a
los diputados impuntuales (le decían "Profesor Jirafales"). "Hay
que reconocer que mientras estuvo allí logró corregir situaciones laborales y
otorgar beneficios", dice Mirna Leal, ex secretaria del Tribunal
Disciplinario de la AN.
En
la campaña presidencial de 1998, era uno de los asistentes del comandante.
Incluso, en diciembre de ese año, cuando el actual mandatario gana la primera
elección, Maduro acompaña a Chávez al CNE. Una fotografía de la época lo
muestra abriendo paso al Presidente electo, con una camisa oscura de menudos
rombos, corbata beige y el infaltable bigote.
Conoció
a Cilia Flores en El Cuartel de Catia, cuando ella apoyaba legalmente a su
hermano detenido por el 4F. Y se le declaró una madrugada en La Guaira, después
de haber escapado a una larga jornada de allanamientos a los dirigentes del
MBR-200.
Su
lealtad a Chávez ha sido recompensada. Luego de presidir la AN (con 65,8% de
los votos), pasó a ser el canciller más joven de la V República y el que más
tiempo duró en el cargo.
El
estilo del canciller (ese hablar "con sentimiento" que cautivó a
Cilia) dista mucho de los rigores reposados de la diplomacia internacional.
Llegó a decirle "funcionarillo" con "prontuario criminal"
al subsecretario de Estado norteamericano John Negroponte, y reclamó en la OEA,
casi con alaridos, el apoyo a Zelaya para su regreso a Honduras.
Maduro,
antes de dirigir la política exterior venezolana, condujo una unidad del
Metrobús a principios de los noventa. Andaba cerca de los treinta cuando se
convirtió en dirigente sindical y luego en presidente del sindicato del Metro
de Caracas.
Asmático
y alérgico a las flores, afirma un ex funcionario de Protocolo de Cancillería.
Fue el chofer de Metrobús, con más choques y ausencias (según declaraciones de
ex colegas a El Nuevo País).
Su
paso por la Asamblea no escapó a las denuncias de enriquecimiento ilícito. En
2004, el dirigente político Paciano Padrón y el militar retirado Manuel Carpio
lo acusaron ante la Fiscalía, donde se ordenó una averiguación, que incluía un
informe de la Contraloría sobre la declaración jurada de bienes. El caso se
extendió hasta 2007, cuando los fiscales solicitaron el sobreseimiento del caso
debido a que no se encontraron pruebas.
El ministro que sabía
El
jueves 24 de junio de 2011, mientras en las calles y las redes sociales los
rumores sobre la salud del mandatario nacional se colaban en un soplido de
angustia, una sola voz oficial fue capaz de asomar lo que seis días después se
confirmaría.
"Acompañemos
al Presidente en esta gran batalla por su salud", expresó ese día el
canciller Nicolás Maduro tras culminar una reunión con su homóloga colombiana
María Enma Mejías, como para adobar la incertidumbre con una pizca de certeza.
Chávez,
como lo contaría este 4 de julio desde el Balcón del Pueblo, ese 24 de junio
salía, después de cuatro días, de la Unidad de Cuidados Intensivos del centro
de salud habanero. En la capital cubana, días antes de que el Presidente se
dirigiera al país en cadena para anunciar la presencia del cáncer, Maduro; el
general en jefe, Henry Rangel Silva; y el gobernador de Barinas y hermano del
mandatario, Adán Chávez, fueron los únicos que se vieron en una reunión
transmitida en Venezuela el 1° de julio.
Todos
estos episodios alrededor de la enfermedad de Chávez son signos que ubican a la
figura del actual canciller en una dimensión distinta al resto del gabinete.
Desde
mayo de 2011 forma parte de la directiva de Pdvsa, donde comparte funciones con
el presidente de la Federación de Trabajadores Petroleros de Venezuela, Wills
Rangel.
Maduro
consulta el I-Ching en los momentos espinosos (como el 11 de abril) y es
seguidor de Sai Baba, quien nació en una fecha demasiado similar a la suya,
como para no mencionarlo, como si hubiera sido el destino (ambos nacieron un 23
de noviembre, el primero de 1926 y Maduro de 1962).
Con
información de Ana María Carrano – César Batiz
¿Quién en verdad es
Nicolás Maduro y por qué es el hombre de los Castro...?
Por:
José Emilio Castellanos
La
ausencia de liderazgo y su condición de activista incondicional, hicieron de
Nicolás Maduro el “escogido” para una probable sucesión presidencial, que bien
podría ser temporal, por sus limitaciones y la crisis en el seno del “chavismo
sin Chávez”
La
relación de Nicolás Maduro Moros con la Cuba de los hermanos Castro nació
décadas antes de la aparición del Teniente Coronel Hugo Chávez en el escenario
político y, cuando éste da sus primeros pasos, lo hace vinculado a un movimiento
político distinto al que tenía Maduro como militancia. El primer paso firme del
Comandante (trato dado en Venezuela a los Teniente Coronel de las Fuerzas
Armadas) fue la reunión que efectuara, junto con otros de sus compañeros,
algunos de ellos fallecidos, con el entonces jefe guerrillero Alí Rodríguez
Araque, “Comandante Fausto”, en el frente guerrillero que operaba en Yaracuy.
Todos eran militares activos.
La
historia de Nicolás Maduro Moros venía vinculada a otro grupo guerrillero,
derivado del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), y este, a su vez, de
Acción Democrática (AD).
Tras
una expulsión del liceo donde estudiaba en Caracas, se incorpora a los grupos
encapuchados que operaban desde la Universidad Central de Venezuela (UCV), para
posteriormente ser enviado a La Habana a unos cursos de formación en lo que
constituyen las escuelas de cuadro del Partido Comunista (PC).
A
su regreso, su ingreso al Metro de Caracas no obedecía a una actividad laboral,
sino a un plan político para penetrar los sindicatos de servicios básicos, en
éste caso, transporte. Serían los llamados “topos” que permitirían los sucesos
del Caracazo y posteriormente la entrada de un grupo de militares que se
preparaban para tomar el Poder por la vía del Golpe de Estado.
¿Quién
es Nicolás Maduro, el anónimo dirigente sindical del Metro de Caracas, chófer
de unidades autobuseras, que de pronto asciende a parlamentario, Presidente de
la Asamblea Nacional, Canciller y Vicepresidente de Venezuela?
Nicolás
Maduro Moros nació el 23 de noviembre de 1962 en Caracas, hijo de un activista
de la IV República, de su mismo nombre. En la década de los 70 es expulsado del
liceo y comienza sus vínculos con grupos que reunían en la Ciudad
Universitaria, desde donde surgían los enfrentamientos con la policía,
dirigidos por organizaciones que se venían radicalizando, derivadas de otras
que habían tenido su origen en las divisiones de Acción Democrática, que dieron
nacimiento al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), al grupo ARS, y al
Movimiento Electoral del Pueblo (MEP).
Nicolás
Maduro comienza a militar en una de las facciones derivadas del MIR, se diría
que nieta de Acción Democrática, caracterizada por su base programática
marxista-leninista-maoista, la Liga Socialista, y su brazo armado, Organización
Revolucionaria, la cual reunía a ex Presidentes de la Federación de Centros
Universitarios de la UCV y dirigentes juveniles que habían combatido la
dictadura de Marcos Pérez Jiménez dentro de AD, entre ellos Carmelo Laborit,
Julio Escalona, David Nieves, Marcos Gómez, Fernando Soto Rojas, Orlando Yajure
y Jorge Rodríguez (padre), asesinado por la Disip, quién en su juventud había
sido Secretario Privado de Carlos Andrés Pérez en el Táchira, graduado para ese
momento en una escuela normal, pasando luego al MIR en Lara y Caracas, donde
fue dirigente universitario hasta el nacimiento de la Liga Socialista y OR.
Nicolás
Maduro se incorpora a los grupos radicales de la UCV, que acababan de copiar de
los grupos de guerrilla urbana de El Salvador el uso de las capuchas para
ocultar el rostro (los llamados encapuchados), y allí alcanza la Presidencia de
la Federación de Estudiantes de Educación Media de Caracas. En una penetración
de la Disip, el Gobierno obtuvo unas fotos de algunos “encapuchados sin las
capuchas”, y en declaraciones a la prensa anunciaba que los encapuchados serían
juzgados con aplicación de la desaparecida Ley de Vagos y Maleantes.
La
Liga Socialista logra luego un acuerdo para enviar a La Habana a un reducido
grupo de activistas, a recibir entrenamiento y formación político-militar,
encontrándose entre ellos Nicolás Maduro. No resalta como dirigente pero si
como un “cuadro” de acción, que luego pasará al activismo sindical al lograr su
incorporación al Metro de Caracas, donde fue conocido por su permanente
ausencia bajo la figura de “reposo laboral”, que obtenía a través de un médico
de apellido Simonovis, en la Policlínica de la Urbanización Coche.
Una
característica ha sido sus permanentes contradicciones personales, su escasa
capacidad discursiva, a la que se suma la torpeza de sus constantes ataques con
los cuales resta en vez de sumar, y su baja preparación intelectual. Sus
estudios se han resumido al curso de la escuela de cuadros del partido
comunista de Cuba y, como nueva contradicción, algunos cursos de sindicalismo
que incluyen uno en la UNTAL (Universidad de los Trabajadores de América
Latina), de la Democracia Cristiana, que funcionaba en San Antonio de los
Altos, donde paradójicamente dio clases el ex Alcalde Juan Barreto.
En sus discursos, Maduro ha invocado por igual
a la figuras de los hermanos Castro, Sai Baba, José Gregorio Hernández, la
Reina Maria Lionza, Jesucristo, lo que retrata con claridad su “lucidez
ideológica”
Tras el Golpe Militar de 1992 [Maduro] centra
su actividad en los movimientos que clamaban por la libertad de los militares
golpistas, con apoyo de sectores que iban desde la llamada extrema derecha
hasta la extrema izquierda, comunicadores sociales y medios de comunicación, y
es su vínculo afectivo, con una abogada ex-sumariadora de la Policía Técnica
Judicial (PTJ), Cilia Flores, la vía que le permite llegar al “Comandante
prisionero”, el inicio de una historia que hoy está en su punto culminante.
Un año estudiando con el presidente Nicolás Maduro
El actual presidente (e) de Venezuela estuvo en Cuba, entre los años 1986-1987, haciendo parte de la Escuela de Formación Política. En La Habana compartió grupo con el huilense Israel Silva Guarnizo, dirigente del sector solidario regional. FAUSTO MANRIQUE - Diario del Huila, Neiva http://www.diariodelhuila.com/site/index.php/especiales/33424-un-ano-estudiando-con-el-presidente-nicolas-maduro Desde 1992, cuando se convirtió en un activista a favor de la liberación del entonces militar golpista Hugo Rafael Chávez Frías, el revolucionario Nicolás Maduro Moros forjó una estrecha amistad con el fallecido mandatario venezolano que, al parecer, se ha mantenido más allá de la tumba. En esa época también conoció a su actual esposa, la abogada y política Cilia Flores, que en ese tiempo ejercía la defensa de Chávez y que recientemente renunció a su cargo como Procuradora General de la Nación. Sin embargo, seis años antes de esos sucesos que lo acercaron al poder y a formar su familia, tuvo la oportunidad de hacer parte de la Escuela de Formación Política cubana y en su capital estudió durante un año con otros jóvenes dirigentes de América del Sur, Centroamérica, el Caribe y África. En ese espacio tuvo la oportunidad de relacionarse con Israel Silva Guarnizo, que por esos tiempos militaba en la Juventud Comunista (Juco) y fue escogido para hacer parte de ese selecto grupo que recibió formación en filosofía marxista, economía política, historia de América Latina, historia de la Revolución Mexicana, entre otras cátedras. “Era una selección que se hacía a los distintos miembros de la organización con el fin de ir a estudiar de manera dedicada entre los años 1986 y 1987, cuando pudimos compartir con distintos jóvenes de las organizaciones políticas de izquierda en América Latina”, recuerda Silva Guarnizo, director ejecutivo de la Asociación de Cooperativas y Empresas Solidarias del Huila (Asocoph). En el grupo donde estaba este huilense y el ahora Presidente encargado de Venezuela, que era el de América del Sur, también habían representantes de Colombia, Venezuela, Ecuador, Argentina, Chile, Uruguay, Brasil y Paraguay. Para el dirigente del sector solidario fue una experiencia muy importante desde el punto de vista de tener allí a distintas personas de variadas ideologías que “confluíamos a estudiar de manera académica y de enriquecimiento intelectual porque éramos distintas tendencias de pensamiento las que estábamos representadas en esa oportunidad, en una época en donde la discusión, el debate y la lucha ideológica en el mundo estaba relacionada con dos grandes bloques, el socialista, liderado por la Unión Soviética y Cuba, y el capitalismo en cabeza de Estados Unidos”. La Liga Socialista Nicolás Maduro, de Venezuela e integrante del grupo de América del Sur, pertenecía a la Liga Socialista, una organización juvenil del Movimiento al Socialismo. Más adelante, entre 1991 y 1998 se desempeñaría como conductor en el Metro de Caracas, donde llegó a dirigir su sindicato y como tal, fue miembro de la junta directiva de esa empresa pública. Su pensamiento se refleja en una de las fotos que conserva Israel Silva en su álbum de recuerdos de esa amplia jornada de estudio latinoamericano. El 23 de octubre de 1986, escribió en el anverso de la imagen: “Una foto para el recuerdo de un espacio de la vida, en que los caminos se cruzaron, en el primer territorio donde la libertad le cagó la cara al imperialismo”. Se refería a su amada Cuba y a la Escuela de Formación Política. “Obviamente se destacaba mucho, tenía una posición bastante crítica, muy analítico, pero además, también era muy eufórico, como son en buena medida los venezolanos y caribeños. Tengo una buena imagen y una muy buena referencia de sus posiciones ideológicas. Su forma de pensar, a mi manera de ver, era muy radical desde el punto de vista de defender sus ideas”, anota. Durante ese año no solo compartieron amplias jornadas de estudio, también se encontraron en muchos espacios fuera del aula: las playas en Varadero, conciertos en La Habana y visitas a villas como Sancti Spíritus. “Esas son anécdotas importantes en la vida de las personas. Yo tuve la fortuna de haber estudiado con él, de haber compartido. Hoy en día él es el Presidente de Venezuela, seguramente aspira a ser reelegido y es satisfactorio haber conocido personas como Nicolás Maduro y hoy encontrarlo en la Presidencia de su país”, dice Silva Guarnizo. El dirigente huilense se siente orgulloso de haber estudiado con Maduro y de que esté defendiendo sus ideas en un país como Venezuela, que busca cambios sociales y políticos en América Latina. “Toda esa formación y esa ideología que tuvimos la oportunidad de compartir entre los años 1986 y 1987 creo que todavía no se ha perdido y los que no estamos en esas posiciones tan altas como él, pero que estamos haciendo grandes esfuerzos, también somos motivados a seguir planteando nuevas realidades, formas de pensar que cambien la sociedad”, reflexiona.
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