...sentir cierta sensación de vértigo ante las enormes dificultades que tenemos por delante
MIGUEL ÁNGEL SANTOS
eluniversal.com
Moisés Naím se ha convertido en uno de los columnistas más influyentes del planeta. Así lo certifica el Premio Príncipe de Asturias y la reproducción semanal de sus escritos en más de cuarenta periódicos líderes a nivel mundial. Su artículo de la semana pasada se titulaba (en su versión en español) "Venezuela sin Chávez". Para los pocos lectores informados que aún no hayan tenido la ocasión, se trata de un ejercicio de imaginación cuyo objetivo no era otro que identificar a los actores que tendrían los roles principales en una eventual Venezuela sin Hugo Chávez. Tras un párrafo introductorio que hacía las veces de disclaimer, Moisés pasaba a enunciarlos (presumo que en orden de importancia), con una breve descripción de las fuentes de su poder y las motivaciones que sustentaban su pretendida influencia.
Difícilmente haya alguien para quien su opinión sobre Venezuela sea referencia más obligada que para los venezolanos. Es bueno estar prevenido, sin embargo, que la opinión de Moisés sobre Venezuela suele ser francamente pesimista. Este es un rasgo que comparte con sus compañeros de gabinete en aquella malograda segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez, que a ratos se nos antoja como nuestro último tren a la civilización. Por ejemplo, en una entrevista en ABC News, en agosto de 2009, Eric Campbell le preguntó: "¿Cuánto tiempo puede sobrevivir Chávez sin caer en un estado de inestabilidad política significativa?". Moisés contestó: "Chávez sobrevivirá, ya sea porque tiene cuantiosos ingresos petroleros, o porque no los tiene y utiliza otro tipo de mecanismos para mantener el poder: o dólares o represión". Uno puede entender que, en su opinión, la permanencia de Chávez no sea una función del ingreso petrolero; pero en cualquier caso haría falta alguna otra acotación, un "no depende tanto de esto sino más bien de... ". Pero no. Sus respuestas lacónicas en ese mismo sentido desesperaron al entrevistador de Al-Jazeera en febrero pasado: "O sea, ¿que según usted no hay ninguna oportunidad?" (de que Venezuela salga de Hugo Chávez). "No, esto es David contra Goliat, pero en este caso la historia no será que David va a vencer a Goliat, porque Goliat está utilizando todos sus recursos".
Su Venezuela sin Chávez no ha sido la excepción. La lista de los actores de la Venezuela pos-Chávez está encabezada por las Fuerzas Armadas, seguida por el crimen organizado, los servicios de inteligencia cubanos, las milicias armadas, la boliburguesía y, sólo entonces, la oposición venezolana. No he podido evitar el recurrir a los números para darle algún sentido objetivo (o al menos la presunción de) a lo que quiero decir: en su versión en español, el rol de la oposición venezolana comparte un párrafo con el de Estados Unidos, que se reduce a 62 palabras, ocho por ciento del texto. Esto es inclusive más que en la versión en inglés, en donde un largo párrafo acerca de la influencia de Diosdado Cabello la relega a un lugar todavía más intrascendente. Para Moisés, la influencia de la oposición será limitada, no tiene armas, violentos, ni dinero (guns, thugs or money).
No se trata de hacer aquí un ejercicio de candidez. Leyendo "Venezuela sin Chávez" uno no puede sino estar de acuerdo con el reparto y los guiones que ha descrito, y sentir cierta sensación de vértigo ante las enormes dificultades que tenemos por delante. Se trata sólo de que en medio de toda esta adversidad, el rol de la oposición organizada puede llegar a ser bastante más significativo de lo que allí se le reconoce. Nuestra realidad, como quiera difícil, da para sentirse algo menos desesperanzados.
MIGUEL ÁNGEL SANTOS
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Moisés Naím se ha convertido en uno de los columnistas más influyentes del planeta. Así lo certifica el Premio Príncipe de Asturias y la reproducción semanal de sus escritos en más de cuarenta periódicos líderes a nivel mundial. Su artículo de la semana pasada se titulaba (en su versión en español) "Venezuela sin Chávez". Para los pocos lectores informados que aún no hayan tenido la ocasión, se trata de un ejercicio de imaginación cuyo objetivo no era otro que identificar a los actores que tendrían los roles principales en una eventual Venezuela sin Hugo Chávez. Tras un párrafo introductorio que hacía las veces de disclaimer, Moisés pasaba a enunciarlos (presumo que en orden de importancia), con una breve descripción de las fuentes de su poder y las motivaciones que sustentaban su pretendida influencia.
Difícilmente haya alguien para quien su opinión sobre Venezuela sea referencia más obligada que para los venezolanos. Es bueno estar prevenido, sin embargo, que la opinión de Moisés sobre Venezuela suele ser francamente pesimista. Este es un rasgo que comparte con sus compañeros de gabinete en aquella malograda segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez, que a ratos se nos antoja como nuestro último tren a la civilización. Por ejemplo, en una entrevista en ABC News, en agosto de 2009, Eric Campbell le preguntó: "¿Cuánto tiempo puede sobrevivir Chávez sin caer en un estado de inestabilidad política significativa?". Moisés contestó: "Chávez sobrevivirá, ya sea porque tiene cuantiosos ingresos petroleros, o porque no los tiene y utiliza otro tipo de mecanismos para mantener el poder: o dólares o represión". Uno puede entender que, en su opinión, la permanencia de Chávez no sea una función del ingreso petrolero; pero en cualquier caso haría falta alguna otra acotación, un "no depende tanto de esto sino más bien de... ". Pero no. Sus respuestas lacónicas en ese mismo sentido desesperaron al entrevistador de Al-Jazeera en febrero pasado: "O sea, ¿que según usted no hay ninguna oportunidad?" (de que Venezuela salga de Hugo Chávez). "No, esto es David contra Goliat, pero en este caso la historia no será que David va a vencer a Goliat, porque Goliat está utilizando todos sus recursos".
Su Venezuela sin Chávez no ha sido la excepción. La lista de los actores de la Venezuela pos-Chávez está encabezada por las Fuerzas Armadas, seguida por el crimen organizado, los servicios de inteligencia cubanos, las milicias armadas, la boliburguesía y, sólo entonces, la oposición venezolana. No he podido evitar el recurrir a los números para darle algún sentido objetivo (o al menos la presunción de) a lo que quiero decir: en su versión en español, el rol de la oposición venezolana comparte un párrafo con el de Estados Unidos, que se reduce a 62 palabras, ocho por ciento del texto. Esto es inclusive más que en la versión en inglés, en donde un largo párrafo acerca de la influencia de Diosdado Cabello la relega a un lugar todavía más intrascendente. Para Moisés, la influencia de la oposición será limitada, no tiene armas, violentos, ni dinero (guns, thugs or money).
No se trata de hacer aquí un ejercicio de candidez. Leyendo "Venezuela sin Chávez" uno no puede sino estar de acuerdo con el reparto y los guiones que ha descrito, y sentir cierta sensación de vértigo ante las enormes dificultades que tenemos por delante. Se trata sólo de que en medio de toda esta adversidad, el rol de la oposición organizada puede llegar a ser bastante más significativo de lo que allí se le reconoce. Nuestra realidad, como quiera difícil, da para sentirse algo menos desesperanzados.
1 comentario:
OJALA NO HUBIERA CHAVEZ, TODO ESTA PATAS ARRIBA CON ÉL
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