Guillermo A. Zurga
Analítica
El chavismo esgrime cualquier cantidad de argumentos triviales para justificar lo injustificable, como lo es el nacionalizar las empresas privadas exitosas, calificadas de estratégicas, que al final se presume y con razón, que serían todas nacionalizadas. Esto sucede, en un momento, cuando lo verdaderamente necesario, sensato e inteligente sería, el desarrollar una política para fortalecer las existentes y/o la de propiciar nuevas inversiones, para crear e instalar diversificadas y modernas empresas privadas y/o mixtas que: generen productos y servicios adicionales de primera calidad, ofrezcan nuevos empleos y permitan ingresos complementarios para beneficio del país y de toda su población.
Dentro de las justificaciones para nacionalizar a las empresas privadas, el gobierno promete que una vez nacionalizadas, estarían al servicio del pueblo, y sus productos y servicios serían vendidos a precios solidarios. Esgrimen argumentos pueriles, como el de que en manos de empresarios privados éstas son contrarias a los intereses de Venezuela, porque prefieren vender sus productos al exterior en dólares, que venderlos en Venezuela en bolívares, lo cual no es exactamente cierto.
Algunos trabajadores de esas empresas (los rojos rojitos), se quejan al gobierno, de que los dueños actuales les mal tratan, les deben dinero, y no les pagan lo que se merecen. Estas quejas de los trabajadores son estimulados por los sindicalistas comunistas del gobierno, colocados en sitios claves de cada una de estas empresas, para atacar a la industria privada, el cual es un propósito comunista bien definido.
Algo increíblemente inverosímil, es el señalamiento de que con las empresas cementeras y del hierro en poder del estado, ahora si se construirá el déficit de viviendas de las que adolece el venezolano, que según estimados conservadores está alrededor de los 2 millones.
Desestiman el conocimiento y experticias de los contratistas y constructores nativos; y el hecho, de que el cemento y el hierro son solo unos elementos más en el sector de la construcción, y representan algo así como el 15% por ciento de los materiales en una vivienda típica.
Es evidente, que esas justificaciones son irracionales, y no son el propósito real del régimen para nacionalizar. El verdadero propósito está intrínseco en la filosofía de la ideología marxista leninista, cuya característica principal es el ESTATISMO, necesario para ejercer el control absoluto de la economía del país y de la voluntad de la gente, de manera tal que pueden desarrollar libremente y a plenitud, las acciones de implantar el socialismo en Venezuela; al cual se le dijo rotundamente “no” el 2 de diciembre de 2007.
En una sociedad como la nuestra, donde alrededor del 70% de los trabajadores provienen de empresas privadas, con solo un 10% de empleados del gobierno o de la administración publica, y un 20% de empleos informales; el presidente siente que no tiene el control absoluto de la sociedad venezolana, lo cual le amarga y le preocupa; ya que sin este control, su revolución se cae sola, por inviable.
El presidente Hugo Chávez desearía revertir esa realidad, y su aspiración máxima es la de que todas las empresas dependan directamente del estado venezolano, y el 80% de los empleados al menos, dependan de él como líder máximo; para de esta manera, arrodillar a la mayoría de los venezolanos a sus pies, mediante las perversiones, chantajes y manipulaciones a los que nos tiene acostumbrados.
Es un hecho, que para el venezolano sensato y responsable, no hay trabajo más conveniente, seguro y beneficioso, como el que ofrece una empresa privada moderna y bien administrada. Por alguna razón, la mayoría de la gente ambiciosa del mundo, sueña y aspira algún día trabajar en empresas privadas transnacionales exitosas tales como: Wal-Mart, Exxon Mobil Corporation, Royal Duch Shell, BP, Toyota, Chevron, Ing. Group, Total, General Motor, Conoco Phillips, etc.
El presidente Hugo Chávez, parece desconocer, que la época de la explotación del hombre por el hombre, que le atribuían al capitalismo de Adam Smith, pasó a la historia desde hace mucho tiempo. Las empresas privadas modernas del mundo “capitalista” han crecido y madurado enormemente en recursos humanos y en sensibilidad social, han aprendido a reconocer y a satisfacer a plenitud las necesidades de sus trabajadores y empleados; principalmente, porque han descubierto y aceptado, que la gente es el mejor activo de una empresa.
Precisamente, por ese bienestar, confort y seguridad que se siente al trabajar con una empresa privada responsable, moderna y exitosa, es una de las razones por la que éstas tienen que ser altamente productivas y obtener ganancias razonables, para cubrir las inversiones en plantas, infraestructuras, mantenimiento, y resguardar los gastos del personal; que le permita ofrecer un buen producto o servicio, vender más y obtener dividendos plausibles.
Es importante destacar, que el trabajador venezolano es uno de los mejores tratados y protegidos en el mundo. Con la constitución y las leyes que le protegen, así como la evolución de los sindicatos venezolanos, el trabajador venezolano ha alcanzado un alto nivel de protección, que muchos otros trabajadores en el mundo envidian. A ese poder del sindicalismo venezolano, Hugo Chávez le tiene un gran temor; de allí su propósito de destruir a todos los sindicatos venezolanos, incluyendo a los chavistas. Estos le estorban para su proyecto político comunista.
Cuba nacionalizó a todas las empresas privadas de un solo plumazo, al principio de la revolución, bajo la promesa de que el socialismo resolvería los problemas económicos y sociales. Su fracaso ha sido ciertamente total y visible. Si no hubiese sido por la ayuda financiera que le brindó y aún le brinda calculadamente Hugo Chávez, Cuba hubiese tenido que claudicar ante el capitalismo, tal como lo intenta hacer hoy día, bajo la conocida apertura a la democracia, lo cual tarde o temprano sucederá, a despecho de Fidel Castro y de los comunistas de la Isla.
El chavismo en Venezuela, nacionaliza por etapas, muy concienzuda y cuidadosamente, despacio y sin prisas, pero lo esta intentando hacer a como de lugar. De hecho ya ha logrado nacionalizar algunas de estas empresas emblemáticas. Habrá que ver hasta donde quieren llegar, o mejor dicho, hasta donde los dejamos incursionar. También están por verse, los resultados de estas nacionalizaciones realizadas emotivamente, algunos de los cuales ya empiezan a reflejarse negativamente en la población.
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