Una larense que se vistió de bronce
Panorama
Videos de Dalia Contreras
Hace 16 años, cuando por primera vez pisó un gimnasio, Dalia Contreras consiguió un pasatiempo para sus tardes. Un día decidió aceptar la invitación de sus hermanos y asistir a la Casa Comunal de su natal Cabudare.
En un principio, María, una de sus 12 hermanos, le decía: “No practiques tae kwon do. Es un deporte muy feo y sólo se llevan golpes. Para las niñas no es bueno”.
Aún así, Dalia respondía con una gran sonrisa: “Se llevan golpes, pero también se dan y eso es lo bueno”.
Siempre a su lado María Rivero, madre, guardaba todo su dinero para acompañarla en cada viaje.
“A mí me daba miedo dejarla sola, porque es una muchacha muy dulce y sencilla. Cuando no ganaba, yo lloraba y ella era quien me levantaba el ánimo. Me decía, mami esté tranquila que vamos a ganar. Hoy (ayer) lo logró”, afirmó Rivero.
Su desarrollo en la disciplina, así como los engaños que sufrió de parte de las autoridades deportivas larenses, la obligaron a mudarse a Puerto La Cruz, hace cuatro años, donde combina sus entrenamientos en la escuela Hom Ki Kaim, con sus estudios de derecho.
Por las mañanas sale a disfrutar de los primeros rayos solares, por lo que sale a trotar.
Su lugar preferido es el Paseo Colón, que dice le brinda el sonido de las olas la une a la naturaleza.
El bronce ganado en Beijing, se convierte ahora en la gratificación para esta larense que dejó a un lado las muñecas para meterse de lleno en la lucha.
Intimidades.
Reporteros del Diario Panorama estuvieron en la casa de Dalia Contreras, con su familia. Su madre, María Teresa: “Ella es fuerte, como yo”. Dos de sus hermanos practican el tae kwon do.
La vela que prendió Josefina alumbraba la sala de los Contreras Rivero. La “Nena”, hermana de la campeona, pedía a la Virgen del Carmen que su Dalia saliera bien parada de los combates.
Eran más de 50 personas en el porche de la casa número 95-89, en el sector Agua Viva. La noche trajo lluvia, pero ni eso pudo con la alegría, al ver que Dalia María Contreras, la novena de los diez hijos de María Teresa y Edgar Jesús, vencía a la keniana Mildred Alango, haciéndose con el bronce en el tae kwon do, categoría 49 kilos.
En Beijing ya era de tarde-noche; en Cabudare, todos vestidos de vinotinto, comenzaba el amanecer del día más feliz de sus vidas.
“Dalia, ganaste por ti, por nosotros, por Venezuela”, repetía, casi inconscientemente, la matrona de la familia, María Teresa. Con sus verdes ojos a punto de imitar a las nubes, la madre de la campeona describía a PANORAMA la ruta de casi 15 años que siguió su niña hasta llegar al día de ayer.
El hogar que vio crecer a la peleadora tiene, en su entrada, una pancarta enome: “Dalia Contreras, nuestra campeona”. El enorme patio tiene decenas de plantas, con flores, helechos y palmeras, muchas de ellas sembradas por la larense.
“Siempre le gustó sembrar matas y tener animales. Incluso, cuando ganó, lo primero que hicimos fue acordarnos de su perrito, Kira –tan fuerte y rudo como su dueña, cuenta María Teresa-, porque cada vez que peleaba un combate importante, se le moría uno. Gracias a Dios, eso no pasó con Kira”.
El orgullo olímpico siguió, desde los 10 años, a su hermano, Juan Carlos. “Yo me la llevé a que me viera entrenar con el profesor Luis Vargas. Luego le fui enseñando algunas patadas, a ella y a mi otra hermana, Josefina, y de allí se fue a practicar en serio”, evocó su “mentor”.
Dalia lustró su naciente brillantez en la Escuela de Agua Viva; luego, en el gimnasio Fermín Toro, ambos en Cabudare, hasta irse a Puerto La Cruz. “Inicialmente entrenaba una vez al día”, recuerda la “Nena” Josefina, su hermana menor, “pero en Anzoátegui lo hacía tres veces diarias”.
Su salida desde Lara hacia tierras orientales le originó problemas con las autoridades deportivas crepusculares, que hasta le quitaron una casa que se había ganado como premio. Sin embargo, ella y su madre sabían qué era lo que más le convenía: no se equivocaron.
Beijing se convirtió en la cumbre de la guerrera larense –“guerrera como yo y como su padre”, adjudica María Teresa el crédito-. Tumbadas dejó a alemanas, norteamericanas y kenianas, aunque el mayor gusto se lo sacó al vencer a Charlotte Craig, representante de Estados Unidos.
“Mami, me saqué la raya (la espinita)”, contaba, sonriendo, la nacionalista Dalia. “No sé por qué tiene ese pique con la gringa, pero le ganó”, señaló, con su media sonrisa, la progenitora, María Teresa.
Cada patada de la larense de bronce es imitada por sus pequeñas primas. “Yo quiero ser como ella, aunque mi mamá no me deja, porque me dan muchos golpes”, confesaba Rosángel Mendoza Contreras, de nueve años, toda picardía.
Mientras, la vela se había apagado. La Virgen del Carmen alumbró a Dalia, a su familia y a Venezuela.
Páginas
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario