Como ya se había pronosticado antes de que Raúl Castro tomara el poder en Cuba, este dirige el país hacia una tímida apertura a los mercados y a un sistema de gobierno mixto un poco distinto el viejo y desgastado sistema comunista cubano.
Estoy más que convencido que en la medida en que Raúl entregue la economía cubana a los cubanos, a la libre empresa, al libre comercio, a la libre competencia y se permita a los cubanos ser dueños de los medios de producción, en esa misma medida Cuba saldrá del atraso económico, recuperará su sitial entre los grandes países latinoamericanos y se convertirá en una gran sociedad, con importantes avances a nivel social, un gran nivel educativo y uno de los mejores sistemas de salud pública del mundo. Contará con la combinación perfecta de las ventajas de la economía de mercado y al mismo tiempo, las políticas humanísticas y dirigidas a atender las necesidades básicas de la población típicas del verdadero socialismo.
El presidente cubano, Raúl Castro, anunciaba hace pocos días atrás el comienzo de la entregar tierras ociosas en usufructo al productor cubano que pueda “ponerla a producir” y aunque la medida es interesante, habrá que estudiar como responde el pequeño productor ante una medida que aunque le da derecho a ser dueño de la producción, la propiedad de la tierra sigue estando en manos del estado cubano. En todo caso es un avance.
También comentó que el "Socialismo significa justicia social e igualdad, pero igualdad de derechos, de oportunidades, no de ingresos. Igualdad no igualitarismo". Una frase enigmática que puede decir mucho, pero es solo una frase sin estar acompañada de acciones, por lo no nos permite presumir nada hasta que se apliquen las medidas liberales que de él se esperan.
Todo indica que Cuba podría estar avanzando hacia un sistema similar al chino, donde en materia económica se introducen medidas típicas de la economía de mercado, pero que sin embargo, en lo político, el estado sigue dominado por el sistema comunista y los derechos civiles están limitados. Esto no necesariamente es malo, por el contrario, ha quedado demostrado que regímenes autoritarios con economías de mercados suelen ser muy provechosos para las economías nacionales y en general, beneficioso para toda la población, véase el caso de la dictadura de Pinochet (de derecha) y el caso de la misma China.
Mientras este tipo de avances hacia la economía de mercado suceden en Cuba, en Venezuela, a pesar de haber sido rechazada una propuesta de Reforma Constitucional de corte socialista, el gobierno se empeña en avanzar “rumbo al socialismo del siglo XXI” y un ultimo indicio de esto es la recién promulgada Ley del Instituto de Capacitación y Educación Socialista, la cual obliga a los trabajadores y empresarios a financiar el desarrollo de un “modelo productivo fundado en los valores humanísticos de la preponderancia de los valores colectivos sobre los individuales”, lo cual era un elemento esencial del Estado que se pretendía estructurar con la reforma (art. 112) y un valor típico del comunismo.
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