Ayer Escarra habló, dándoles alas a los abstencionistas, Hugo debería llamarle para darle las gracias.
Ya el escenario está planteado. Unos llaman a votar, otros a no votar, otros lo dejan a la conciencia. Todas las encuestas dicen que con la abstención gana el SI. Bajo estas variables planteadas, gana el SI de forma legal y se instaurará en Venezuela el comunismo democrático y el absolutismo aceptado.
Los que llaman a la abstención llaman también a la aplicación de la resistencia, del 333, del 350, auque dudo de la fuerza de la protesta por la gran cantidad de dinero que hay en la economía, los aguinaldos, las utilidades, las fiestas decembrinas, en fin, por la eterna apatía de la gran mayoría de los venezolanos que no les importa la política, que sabe que les afecta, pero no son capaces de salir a la calle a reclamar sus derechos.
Los que llaman a votar no cuentan con la credibilidad de los abstencionistas, Ni Rosales, ni Petkoff, ni Borges, los tres son vistos como traidores que permitieron un fraude para unos y vendieron una elección según el criterio de muchos. Los votos que estos arrastran no son suficientes para derrotar al SI. Ni siquiera nos alcanza con los votos de aquellos miles que saldrán a votar por sentido democrático y por estar en contra del régimen, sin necesidad de recibir directrices de un partido político.
Las dos posiciones son validas, la resistencia de todos y/o el voto de todos, con cualquiera de las dos detenemos la reforma, sin embargo vislumbro un difícil término para los opositores quienes estamos más divididos que nunca, dándole a Hugo una ventaja que no se ha ganado por medios propios.
Ya el escenario está planteado. Unos llaman a votar, otros a no votar, otros lo dejan a la conciencia. Todas las encuestas dicen que con la abstención gana el SI. Bajo estas variables planteadas, gana el SI de forma legal y se instaurará en Venezuela el comunismo democrático y el absolutismo aceptado.
Los que llaman a la abstención llaman también a la aplicación de la resistencia, del 333, del 350, auque dudo de la fuerza de la protesta por la gran cantidad de dinero que hay en la economía, los aguinaldos, las utilidades, las fiestas decembrinas, en fin, por la eterna apatía de la gran mayoría de los venezolanos que no les importa la política, que sabe que les afecta, pero no son capaces de salir a la calle a reclamar sus derechos.
Los que llaman a votar no cuentan con la credibilidad de los abstencionistas, Ni Rosales, ni Petkoff, ni Borges, los tres son vistos como traidores que permitieron un fraude para unos y vendieron una elección según el criterio de muchos. Los votos que estos arrastran no son suficientes para derrotar al SI. Ni siquiera nos alcanza con los votos de aquellos miles que saldrán a votar por sentido democrático y por estar en contra del régimen, sin necesidad de recibir directrices de un partido político.
Las dos posiciones son validas, la resistencia de todos y/o el voto de todos, con cualquiera de las dos detenemos la reforma, sin embargo vislumbro un difícil término para los opositores quienes estamos más divididos que nunca, dándole a Hugo una ventaja que no se ha ganado por medios propios.
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