César Miguel Rondón / El Nacional
Como en los mejores tiempos de la Guerra Fría, cuando tras la Cortina de Hierro se levantaban estatuas de próceres sanguinarios al estilo de Stalin, por ejemplo; estatuas donde el líder alzaba su diestra o su siniestra señalando al cielo, pues de la misma manera se inauguró una estatua del fallecido Hugo Chávez en la isla de Margarita en las cercanías donde se llevó a cabo la Cumbre de los No Alineados. La estatua y la cumbre no son más que piezas fracasadas de un anacronismo, piezas de un pasado al cual se aferra el gobierno moribundo que padecemos los venezolanos. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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