Habría que virar de los problemas constitucionales a los que afectan a la mayoría popular
CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
Los candidatos de la Unidad dieron confianza más allá de las simpatías políticas de la gente y obtuvieron un triunfo brillante de 7 millones 700 mil votos. Lograron convencer que eran certidumbre y no bravuconería, estabilidad y no sobresalto, que la desilusión masiva se tradujera en votos y que dos millones de oficialistas se abstuvieran para dar oportunidad al bueno por conocer. Fue posible porque desde 2006 se había derrotado la antipolítica y sus laterales: el abstencionismo, el apresuramiento, los planteamientos de alta política abstractos e inaccesibles, la diatriba con el gobierno. Los mitos sobre el CNE, el fraude electrónico, el voto manual, la "depuración del registro", los doblecedulados, y todo esa feria de ripios. Por algún tiempo la impronta antipolítica marcó a la oposición, la vació de credibilidad y ninguna explicación revertía eso. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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