Carlos Blanco / El Nacional
En tres o cuatro meses, después del reemplazo constitucional del régimen actual, cabe imaginar Venezuela. Los que estén al mando tendrán tal vez la tarea más compleja que le haya correspondido a generación alguna. Y a los ciudadanos les tocará lo suyo. Arreglar fracturas sin anestesia, duele. Renunciar a ver cómo pasa el río y la gente para incorporarse en la corriente y en la multitud, cuesta. Salir de la inercia al que los tiranos confinan al ciudadano de a pie, obliga a flexionar músculos flácidos, debilitados por el desuso. Reorganizar las ganas de venganza para convertirlas en deseos de reconstrucción, es un esfuerzo superior. No será fácil, pero será una tarea que convocará el afecto, la solidaridad y lo mejor de la venezolanidad. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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