Banco Bicentenario, nació grande pero con escoliosis

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La banca estatal continúa creciendo en Venezuela a fuerza de petrodólares, de quiebra de bancos, de boliburgueses y de intervención y posterior estatización de bancos. Hace pocos días nació el banco Bicentenario, mediante la fusión de Banfoandes, Central banco universal, Bolívar y Confederado.

El Bicentenario no nace con los mejores números a cuesta, podría decirse que este nuevo banco no sobreviviría seis meses sino solo bajo los cuidados (y el financiamiento) del Neo-Estado paternalista venezolano, ya que a pesar de constituirse como uno de los grandes bancos del país, con el quinto lugar en cuantía de Captaciones del Público, este banco también absorbe los números rojos que traían los bancos intervenidos. Claro está, esto sin tomar en cuenta la importante suma de dinero que inyectó el gobierno a las entidades bancarias fusionadas en su rescate.

A manera de análisis comparativo, si partimos del punto que Banfoandes (uno de los diez grandes bancos del país, gracias a los depósitos gubernamentales), será la base de este gran banco estatal llamado Bicentenario, entonces podemos comenzar a comparar los numeritos de ambos bancos, es decir, la situación financiera de Banfoandes contra lo que sería la sumatoria de todos los agregados financieros de los bancos en fusión.

Así tenemos que Banfoandes casi duplicaría sus Captaciones de 12 a 23 mil millones de bolívares. Este alto nivel de Captaciones se intenta mostrar como una gran fortaleza, sin embargo, habría que estudiar bien de cerca el comportamiento de estos depósitos (Captaciones) para saber si los antiguos clientes del sector privado estarán dispuestos a dejar sus recursos en estos bancos estatizados.

Por otra parte, el nuevo banco contará con Inversiones en Títulos Valores que superan en más del 130% (9 mill millones) a los existentes en Banfondes, es decir, que un 50,37% de sus activos estarán representados en inversiones en la deuda más riesgosa del planeta, según los últimos estudios, es decir, el 50% del activo de estos bancos está representado por deuda venezolana, la cual puede descender en cualquier momento dependiendo de los alaridos de guerra y de estatizaciones de nuestro presidente, pero que a su vez depende de una explosión en los precios del petróleo, (a $200 el barril por ejemplo) para ganar valor en el mercado secundario de bonos.
Un punto a favor es que la morosidad descendería dos puntos porcentuales comparando el Banfoandes con el Bicentenario, es decir, que mejoraría la calidad del crédito con el nuevo banco, esto gracias a la respetable cartera de créditos del intervenido Central banco universal, y de su muy buena calidad, al manejar niveles de morosidad por debajo del 3%. Sin embargo, se estima que este año 2010, siendo un año electoral, el gobierno de rienda suelta al otorgamiento de créditos de alto riesgo como parte de su estrategia electoral.

El factor financiero a tener más en cuenta es el índice de Solvencia (Pasivo/activo) el cual mide la capacidad de los activos del banco para soportar los niveles de endeudamiento (es decir, para pagar nuestros churupos depositados en los bancos). El Banfoandes manejaba un índice de solvencia del 0,92 y el nuevo banco nace con un índice ligeramente deteriorado, en 0,93. Para que tenga una idea de cuándo se vuelve este índice peligroso, tome en cuenta que los bancos intervenidos y estatizados manejaban índices de solvencia entre el 0,94 y 0,95, valores muy cercanos a los que maneja el Bicentenario.

Al final de cuentas, no importa lo rojo que se puedan mostrar los números de un banco del estado, ya que es muy difícil ver colapsar un banco sin que antes el mismo Estado paternalista le meta la mano y le inyecte recursos.

Lo preocupante de eso es que mientras el estado invierte el dinero de nuestros impuestos y de los ingresos de la industria petrolera (que presuntamente ahora es de todos) tendremos menos recursos para nuestros hospitales, escuelas y caminos.