Particularmente ya no me extrañan ni me asombran los disparates que surgen de los comentarios de los ministros chavistas. Y es que en definitiva, en materia económica, este gobierno solo sabe implementar políticas antieconómicas, las cuales solo pueden ser posible y soportables en una economía de un país cuyo gobierno ha recibido más de 700 mil millones de dólares en 9 años.
Esta vez le tocó el turno al tema de la inflación. En la actualidad, la nuestra es la más alta en América toda y cuidado si no es la más alta en el mundo. Para atacar esto, a nuestro flamante ministro de Planificación y Desarrollo, El Troudi, se le ocurrió la brillante idea de disminuir el consumo, en otras palabras, probablemente de ahora en adelante el gobierno montará una campaña para pedirle a la gente que consuma “lo socialmente necesario”. Claro, lo que aparentemente no sabe el ministro es que si disminuye el consumo, caen las ventas y por ende el empleo, lo cual tiene un costo social similar al de la inflación.
Es que acaso no pueden ser medianamente sensatos y calcular que si estimulan el otro lado del equilibrio económico de la oferta y la demanda (en este caso la oferta) podrán compensar con mayor producción de bienes y servicios el aumento de la capacidad de compra de los venezolanos?. Si los señores dedicados a diseñar la política económica del gobierno se le ocurriera aplicar un programa con un objetivo similar no solo lograrían aumentar los niveles de empleo, sino que al mismo tiempo eliminaría en parte la dependencia de productos importados y por ende le quitaría presión a la demanda de divisas extranjeras.
Claro está, a los economistas cubanos asesores económicos de este régimen se les hace difícil pensar en políticas económicas de estímulo a la empresa privada generadora de empleo y bienestar; ellos se formaron en esos 50 años de dictadura comunista reinventando todos los días políticas económicas fundamentadas en el control del estado sobro todo lo que produzca un dólar. Ellos saben de capitalismo de estado, no de economía de mercado.
Por supuesto, bajo estas condiciones y con este gobierno está harto difícil emprende la tarea de estimular la producción, ya que es en gran manera difícil para un comunista evitar la tentación de amenazar y cumplir con la expropiación y estatización de la empresa privada, provocando sino la huida de capitales, la imposibilidad de la llegada de nuevas inversiones extranjeras; igualmente difícil es para este gobierno retirarle el apoyo a la guerrilla izquierdista colombiana que extorsiona, secuestra y mata a nuestros ganaderos y productores agropecuarios; y como pretenderemos aumentar la producción se asfixia al aparato productivo con la retención de dólares necesarios para la adquisición de insumos y maquinarias; o qué tipo de estímulo se le puede dar al productor que tiene las manos atadas con un control de precios que ya rebasó sus objetivos iniciales, y por el contrario, es el mismo gobierno que estimula la importación de productos de primera necesidad en vez de usar dichos dólares para sostener vía subsidios la regulación de precios.
Para poner la guinda, como cualquier típico comunista (capitalista de estado) se encuentra la solución pidiéndole a la gente que consuma menos, que se limite así mismo en su derecho de adquirir bienes y servicios, y me pregunto entonces, qué viene después? Cuando los niveles de empleo bajen, el hambre de la gente?.
Esta vez le tocó el turno al tema de la inflación. En la actualidad, la nuestra es la más alta en América toda y cuidado si no es la más alta en el mundo. Para atacar esto, a nuestro flamante ministro de Planificación y Desarrollo, El Troudi, se le ocurrió la brillante idea de disminuir el consumo, en otras palabras, probablemente de ahora en adelante el gobierno montará una campaña para pedirle a la gente que consuma “lo socialmente necesario”. Claro, lo que aparentemente no sabe el ministro es que si disminuye el consumo, caen las ventas y por ende el empleo, lo cual tiene un costo social similar al de la inflación.
Es que acaso no pueden ser medianamente sensatos y calcular que si estimulan el otro lado del equilibrio económico de la oferta y la demanda (en este caso la oferta) podrán compensar con mayor producción de bienes y servicios el aumento de la capacidad de compra de los venezolanos?. Si los señores dedicados a diseñar la política económica del gobierno se le ocurriera aplicar un programa con un objetivo similar no solo lograrían aumentar los niveles de empleo, sino que al mismo tiempo eliminaría en parte la dependencia de productos importados y por ende le quitaría presión a la demanda de divisas extranjeras.
Claro está, a los economistas cubanos asesores económicos de este régimen se les hace difícil pensar en políticas económicas de estímulo a la empresa privada generadora de empleo y bienestar; ellos se formaron en esos 50 años de dictadura comunista reinventando todos los días políticas económicas fundamentadas en el control del estado sobro todo lo que produzca un dólar. Ellos saben de capitalismo de estado, no de economía de mercado.
Por supuesto, bajo estas condiciones y con este gobierno está harto difícil emprende la tarea de estimular la producción, ya que es en gran manera difícil para un comunista evitar la tentación de amenazar y cumplir con la expropiación y estatización de la empresa privada, provocando sino la huida de capitales, la imposibilidad de la llegada de nuevas inversiones extranjeras; igualmente difícil es para este gobierno retirarle el apoyo a la guerrilla izquierdista colombiana que extorsiona, secuestra y mata a nuestros ganaderos y productores agropecuarios; y como pretenderemos aumentar la producción se asfixia al aparato productivo con la retención de dólares necesarios para la adquisición de insumos y maquinarias; o qué tipo de estímulo se le puede dar al productor que tiene las manos atadas con un control de precios que ya rebasó sus objetivos iniciales, y por el contrario, es el mismo gobierno que estimula la importación de productos de primera necesidad en vez de usar dichos dólares para sostener vía subsidios la regulación de precios.
Para poner la guinda, como cualquier típico comunista (capitalista de estado) se encuentra la solución pidiéndole a la gente que consuma menos, que se limite así mismo en su derecho de adquirir bienes y servicios, y me pregunto entonces, qué viene después? Cuando los niveles de empleo bajen, el hambre de la gente?.
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