Por Luis Vicente León | Prodavinci
No voy a entrar al fondo del problema: entiendo la razón y las circunstancias de los líderes opositores que decidieron mayoritariamente sentarse en la mesa a negociar, una vez que se involucró finalmente un intermediario confiable como el Papa, quien puede ser un aliado central en la búsqueda del rescate de los derechos y la institucionalidad del país. Aunque no era precisamente el momento ideal para iniciar una negociación (sin haber primero consolidado y mostrado la fuerza de la mayoría, luego de la violación evidente de la Constitución y las leyes para aumentar con eso el poder de negociación, que también necesitarán más adelante), también comprendo que era difícil evadir estar ahí cuando ocurrió y no aparecer como el bloqueador de la racionalidad de estos acuerdos indispensables. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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