Mercedes E. Rojas Páez-Pumar / @merce_rojas / Banca y Negocios
Las transmisiones por televisión no son escaparate de nadie: es evidente que los asientos del Estadio Universitario de la UCV se quedaron más fríos que la cerveza, porque está claro que la inflación no entiende de pasión o fanatismo. La llegada de octubre anunciaba el comienzo de la temporada de beisbol, una actividad que está tan inmiscuida en la idiosincrasia del venezolano como la arepa. Ni la lluvia, ni las rivalidades lograron amainar el furor de los fanáticos que año tras año se congregaban, empintados con los colores de su equipo, para vitorear jonrones, compartir entre panas o amistades temporales que se estrecharon entre innings, disfrutar, vaso tras vaso, de una buena birra y devorar las delicias de la comida chatarra. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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