ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
Un setentón enfurruñado que se proclama socialista y un multimillonario xenófobo que no oculta sus inclinaciones racistas se han convertido en irresistibles fenómenos mediáticos, con notables posibilidades de llegar a ser candidatos presidenciales de los partidos Demócrata y Republicano de Estados Unidos. Y acudo al término "fenómenos" porque se trata de dos personajes quienes, a pesar del moverse en la periferia de las dos grandes organizaciones políticas, se han venido imponiendo sobre los intereses de los centros de poder establecidos, con posturas heterodoxas situadas en los extremos del arco político. El primero de ellos, sobre el cual escribimos hoy, es Bernie Sanders, aspirante a la candidatura demócrata, quien, contra todo pronóstico, ascendió, en menos de un mes, del foso donde se encontraba a finales del año pasado hasta emparejar sus aspiraciones con Hillary Clinton en las primarias de Iowa; toda una hazaña si consideramos que se estaba enfrentando a una competidora cuya victoria se daba por descontada, apoyada, como está, en una sofisticada y compleja maquinaria diseñada, más allá de las primarias, para la lucha por la presidencia, en contraste con las magras finanzas y una organización limitada por la falta de recursos con las que contaba el viejo senador por Vermont. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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