ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
Cuando los países enfrentan problemas básicos, vinculados a la sobrevivencia, es muy difícil pensar u obrar en otra cosa que no sea su urgente solución, un lugar común útil, sin embargo, para referirse a la tragedia que vive el país. Quiero decir con esto que si estás, como la inmensa mayoría de los venezolanos, en riesgo permanente de convertirte en una de las víctimas que pierden la vida cada media hora en hechos de violencia o debes de afrontar una cola sin fin para ver si te dan chance, primero de entrar al supermercado, segundo de encontrar lo que no sabes si tienen en existencia (generalmente lo mismo detrás de lo cual anda la multitud que te rodea) y tercero verificar que la plata no te alcanza para casi nada porque una latica de atún anda por las nubes, pollo no hay , carne mucho menos y ni hablar de la leche, pues bien, si todo eso es así, será imposible que, agobiado por tanta desdicha, escasez y carestía , tengas la serenidad necesaria para interesarte en algo tan lejano y vano como los resultados de las elecciones primarias entre republicanos y demócratas de Estados Unidos, la muerte de dos ballenas en Alaska, el matrimonio gay en Guatemala o la expansión del agujero de ozono. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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